Vita Sackville-West y la libertad
Habiendo visto recientemente Albert Nobbs con Glenn Close, película en la que se trata el tema del travestismo femenino por causas laborales en el Dublín de finales del XIX, me asaltó la certeza de que la Close había sido claramente superada por la actuación de Janet McTeer en el papel de Hubert Page (ambas nominadas al Oscar). Recordaba haberla visto en otras adaptaciones, como en Sentido y sensibilidad como la Sra. Dashwood, y sobretodo, en una de esas series de la tele inglesa que me chiflan, en el papel de Vita Sackville-West, escritora inglesa, y contemporánea y amante (más bien dicho, amada), de Virginia Woolf y musa de su novela Orlando.
Lo que me fascina de Vita Sackville-West es su enorme capacidad de ser en libertad, y de amar en libertad, sin prejuicios y sin límites; al mismo tiempo, me intriga la capacidad que tuvo para ser fiel a todos sus amores. Vita fue fiel al amor de su esposo, Harold Nicolson, con el que vivió toda su vida, y a sus amantes femeninas, y muy especialmente, a Violet Trefusis, cuyo amor la iluminó desde la adolescencia hasta bien entrada la madurez. Digo fiel en un sentido profundo, en el sentido de no abandonar, no herir, no maltratar, fiel en el sentido más profundo de la palabra. Vita amó siempre a su esposo y él la amó a ella. Supieron distinguir, no sin dolor, no sin aprendizaje, entre un amor y otro amor, o entre un amor y el sexo. El suyo fue un amor eterno. Tal vez, en Harold, un amor espoleado por el sentimiento de que no había conquistado a su mujer del todo, de que ella no era suya. Amor hecho también de nostalgia, de separaciones ( por el trabajo de él, que era diplomático, por las escapadas de ella con Trefusis), y nutrido de la mutua admiración intelectual que se tuvieron. Amor que puede ser leído en sus cartas, que se intercambiaron diariamente durante esos periodos de separación, durante 55 años. Amor culto, diría.
Me parece admirable la actitud de aceptación (no de tolerancia, que tolerancia implica sacrificio), de la bisexualidad de Vita por parte del esposo, quien también era bisexual, pero que, al contrario que Vita, nunca amó abiertamente a ningún otro. La bisexualidad de Harold (tomemos en cuenta que la homsexualidad masculina fue considerada delito en Gran Bretaña hasta hace unos 40 años), fue siempre discreta y semi-secreta, mientras que la de Vita fue abierta e incluyó varios viajes al extranjero con Violet, estancias y periodos de convivencia, etc. además de que Vita se travestía abiertamente con sus famosos pantalones y casacas de caballero rural, cuando no se vestía de soldado en la escapadas con Trefusis durante la Gran Guerra. Ciertamente, Vita pudo expresar esta libertad porque nunca existió una ley que castigara las relaciones entre mujeres, sencillamente porque desde época victoriana se consideraba que tales amores eran "imposibles e inexistentes" y por tanto, nunca se legisló para prohibirlos o castigarlos, de manera que podían ser escandalosos socialmente, pero no eran delictivos.