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Boutès, de Pascal Quignard

Boutès, de Pascal Quignard

El último libro de Quignard, Boutès, me ha llegado por correo hace unas dos semanas. Desde entonces, entro y salgo de sus páginas. Estoy dentro y fuera. Me aíslo en él y en él, nado. Me zambullo, como el protagonista, en su mar.

El último libro de Quignard tiene su origen en un libro muy anterior, Terraza en Roma (Terrasse à Rome), reeditado recientemente en español por Espasa-Calpe (2008, aunque originalmente salió en Gallimard, 2000). Aquí leemos: Aristóteles de Estagira: ’ Al igual que el nadador que se zambulle desde lo alto de una roca no puede dener su impulso antes de hundirse en el agua, el hombre iracundo no puede detener su furia’. ( p. 79).

Boutès trata de la música y de un hombre que se zambulle, sin temor, para escuchar la música prohibida de las sirenas. Boutès  (o Butes, según lo llaman en español), es el argonauta que salta del barco en busca de esos sonidos que llevan a la muerte. De esa música pre-civilizada emitida por los seres con cabeza de pájaro y senos de mujer, para luchar contra los cuales, Ulises se hace atar al mástil. Boutès es el poeta, es el impulsivo, es el que se zambulle para morir, ahogado en la espuma de Afrodita.

Anecdóticamente, el libro cuenta, entre otras muchas historias la de Orfeo, quien toca su música para acallar la de las Sirenas y así escapar de su fantasmagórico hechizo, de su condena a muerte. De entre todos los remeros sólo Boutès, desoye a Orfeo y se lanza en busca de esa música sirenaria, sin importarle la muerte que le espera. Pero el libro también cuenta historias antiguas de Alcibiades, de Catón, de Apolonio de Rodas, de Safo, de Licofrón, de Séneca... Y al final, una pequeña, delicada confesión biográfica. Aunque toda la obra de Quignard no es más que esa música antigua y esa lengua antigua, aprendidas preconscientemente de los antepasados músicos, de los antepasados filólogos.

Como siempre en Quignard, es el lenguaje el que nos lleva a ese mundo sonoro, musical, lírico y al mismo tiempo espantoso y apocalíptico que es el dominio de lo prelinguístico. Misterio y sombra de lo que tal vez somos pero no conoceremos porque no tenemos las palabras para decirlo. Pero tenemos el ritmo y en él no nos dormimos:vivimos y soñamos, aprendemos, valsamos. Nadamos, nos zambullimos, dejamos de ser, por un momento, nos elevamos. 

No sé cuándo será posible leer este libro hermoso y terrible de Quignard en español. Yo me adentro en sus páginas armada de todos mis instrumentos y antenas. Yo también, como Boutès, me zambullo. Al leer una y otra vez cómo salta Boutès del barco, salto también, con él, como el nadador de Paestum. Me tiro sobre la tierra vacía como el hombre muerto de Lascaux, me adentro en el vacío que me separa del agua que me lleva a las sirenas con los clavadistas de la Quebrada.

 Y una vez más me dejo llevar por el subir y bajar de las olas del ritmo de esta prosa que amo por encima de cualquier otra. Asciendo y desciendo. Me empapo de sus riitmos, a ratos lacónico:

* "¿Qué tiene el valor de entregarse totalmente al mundo de la tristeza? La música". (p.20).

* "¿Qué es la música? La danza.

O ¿qué es la danza? El deseo de elevarse de una manera inaprensible.

Me acerco al secreto.

¿Qué es la música originaria? El deseo de tirarse al agua." (p.26). 

* "Qué alma no vuela en pleno día? ¿Quién está muerto?¿Quién come? ¿Quién canta? ¿Quién es el invitado en este mundo? ¿Quién acoge? Quién parte?" (p. 44).

 

A ratos desbocado, imparable, Quignard inunda de palabras esta silenciosa lectura. Llama a mis sentidos y a mis recuerdos prenatales, prelingüísticos, musicales, abismales, acuáticos y sombríos.

"La musique commence par murmurer à la oreille de celui qui l’aime et qui s’approche du chant qui l’enveloppe, où il consent à perdre son identité et son langage: Souvenez-vous, un jour, jadis, on a perdu ce qu’on aimait. Souvenez-vous qu’un jour vous avez tout perdu de tout ce qui était aimé. Souvenez-vous qu’il est infiniment triste de perdre ce qu’on aime". (p. 79).

 El libro está primorosamente editado.

 

 

Pascal Quignard, Boutès, Galilée, Paris, 2008. 88 p. 

 

(La traducción de estos fragmentos es mía). La imagen es la del ’Nadador’ de Paestum.

 

 

 

4 comentarios

Paco -

¡Qué interesante! En Literatura Universal, estamos ahora leyendo algunos fragmentos de La Odisea. Precisamente, quería prepararles a mis alumnos una selección de textos literarios modernos inspirados en obra de Homero. Lástima que Boutès no esté aún en español.
Un abrazo, Gabriela.

isabelbarcelo -

Te ruego encarecidamente que nos comuniques cuándo este libro sale en español. Mi francés es tan precario que no podría leerlo con el placer y la devoción que merece. Devoción y placer que tu experimentas intensamente por este autor y nos transmites con tu habitual entusiasmo y delidaceza. Un abrazo enorme.

Mariana la de los libros -

¡Qué bella la comparación entre escuchar música y zambullirse!!! Al igual que el agua, la música nos envuelve.

fgiucich -

Lo esperaremos con paciencia. Abrazos.