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Claude Chabrol ( 3 ) La dama de honor (2004)

 

Chabrol ya había dado a Benoît Magimel un papel en una de sus obras anteriores (La flor del mal, 2003), pero aquí, como en La chica partida en dos (2007), se convertirá en protagonista absoluto, en el rol de un joven normal y corriente, hijo devoto, trabajador, responsable, que de pronto se ve inmerso en un affaire amoroso turbador con la dama de honor de su hermana, Senta, interpretada por Laura Smet (hija de Natalie Baye, a quien se parece mucho, y Johnnie Halliday).

La historia, sin ser una de las mejor contadas por Chabrol, tiene todos los ingredientes de su cine: el mundo de la normalidad se trastoca de pronto sin que parezca que nada ocurre, pero se trastoca profundamente a causa de un trastorno de personalidad y la cosa termina en uno o varios crímenes. El monstruo que habita sigilosamente en uno o más de sus personajes, se manifiesta casi risueño: al principio no consigue ni siquiera ser comprendido como monstruo. A lo largo del film, Philippe irá comprendiendo, poco a poco, el profundo trastorno que mueve a Senta, empujándola hacia la destrucción. Se trata de una sociopatía cuyos orígenes desconocemos. En otras obras chabrolianas, sabemos o podemos intuir de dónde proviene la maldad: en El carnicero ( 1970, que quizá sea la obra maestra absoluta de la carrera de Chabrol), la guerra y sus horrores, en La ceremonia, la injusticia social y el haber tenido que cuidar de otras personas, cuando las protagonistas necesitaban que alguien cuidara de ellas, y así en otras de sus obras. Pero aquí, parece insuficiente que la muerte temprana de la madre y la posterior desaparición del padre hayan podido llevar a Senta a su particular orgía de muertes.

La película se centra tanto en la maldad intrínseca del juego que Senta propone a Philippe en su pacto de amor/muerte, como en la reacción de éste ante la peculiar exigencia de su amada. Y de nuevo asoman las orejas de otras obras en las que se lleva a cabo un pacto similar, como en Extraños en un tren, en donde también existe en principio, la incredulidad como reacción ante la singular propuesta. Philippe atribuye a la imaginación las historias de Senta, las minimiza, no quiere saber que son ciertas, y no quiere saberlo porque precisamente, intuye que pueden ser verdad. Y no reacciona hasta que no ve literalmente el cuerpo del delito. Y su reacción es de apoyo: "Nunca te abandonaré", dice, mientras el desenlace se acerca.

Aquí tenemos, además, varios subtemas, el de la historia de Christine, la madre de Philippe, y Gérard Courtois, un sinvergüenza cuyos motivos para abandonar a Christine desconocemos también, y el de la hermana pequeña, ladrona incipiente, cuya carrera posterior seguramente podría haber constituido otra película de Chabrol. El subtema de Courtois incide directamente en el desarrollo de la trama, ya que pasa a ser objetivo de Senta, aun a pesar de que Philippe realmente prefiera que haya desaparecido de la vida de la madre. Como todos los hijos, a Philippe le trastorna pensar en un su madre como una persona sexualmente activa. Aurore Clément personifica perfectamente el tipo de mujer chabroliana madura: atractiva, amorosa, inteligente, trabajadora y capaz ella sola de enfrentar al mundo sin perder una sola micra de femeneidad.

Como siempre en Chabrol, la estructuración de los planos es tan sutil que no se nota, y sin embargo, es en ella donde reside la maestría de su cine. Los planos en zoom-in, zoom-out, los lentísimos tilt, los barridos imperceptibles pero elocuentísimos, nos van narrando en paralelo las afinidades y disensiones de los protagonistas de esta historia poco ejemplar, basada de nuevo en una novela de Ruth Rendell, en la que los lugares, con su peculiar atmósfera, se convierten también en protagonistas.

 

La dama de honor (Francia, 2004), Dirección: Claude Chabrol; Guión: Claude Chabrol y Pierre Leccia, basado en una novela de Ruth Rendell, The bridesmaid; Música: Thomas Chabrol; Fotografía, Eduardo Sierra. reparto: Banoît Magimel, Laura Smet, Aurore Clément, Bernard Le Coq, Solène Bouton, Mathias Chabrol, Anna Mihalcea, Michel Duchaussoy.

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