Perder la ilusión o el poder de la política
Siempre tuve ilusión por mejorar en mi trabajo y por ofrecer a mis alumn@s lo mejor de mí misma: mis conocimientos, mi forma de conectar unas cosas con otras. Ir de la literatura a la historia y a las otras artes, explicar las costumbres, dinamizar con mis propios documentos, presentaciones, antologías... Auxiliada por la tecnología, en estos años he publicado en el campus virtual de mi Instituto y en otros lugares, decenas de presentaciones y bastantes documentos.
Mis tres hijos estudiaron en escuelas públicas, y de ellos, dos han merecido su premio extraordinario de carrera en la Universidad, también pública. Aprendieron inglés perfectamente (nunca los tuve que enviar a una academia, aunque sí leíamos y traducíamos en casa, que para eso su madre sabe inglés), y una de mis hijas aprendió italiano (ahora es traductora) durante su año de Erasmus en la Universidad de Bolonia.
Hoy, debo decir, he perdido la ilusión y he dejado de creer en la educación pública. Hoy, si tuviera hijos en edad escolar, los mandaría a la privada. Hoy, si pudiera dedicarme a otra cosa, elegiría cualquier otra profesión: sería informática, o guionista de cine, o periodista, pero no profesora.
Esta desilusión se la debo a los sucesivos consellers, a los sucesivos gobiernos, a los sucesivos governs.
Es la nefasta influencia de la política: no deja lugar para el ideal.
4 comentarios
Arturo -
Sol -
fgiucich -
Nely García -