Sentido y sensibilidad de Jane Austen: el libro y la película
En estos días me he sumergido de nuevo en el universo narrativo de Jane Austen, con la relectura de Sentido y sensibilidad, Orgullo y prejuicio y Persuasión. He pensado otra vez en la suerte maravillosa que han tenido las adaptaciones de estas obras al cine y a la televisión. Lo bien que han sido trasladadas del papel a la imagen, y lo mucho que esto ha influido para que el coronel Brandon, Darcy o Emma formen parte integrante de la cultura cotidiana (por así llamarla) de los ingleses, que no son precisamente la gente más elaborada de este mundo, pero que tienen la suerte de tener unos actores, directores, guionistas y productores que valoran con justicia la literatura y la cultura propias, porque no sólo han pasado por la universidad, sino que, curiosamente, han aprovechado sus estudios. Por otro lado, estas adaptaciones han demostrado ser muy rentables económicamente y todo ello ha contribuido a esta oleada de versiones de obras clásicas que tanto envidio y que tanto aprecio.
En muchas ocasiones, las series de la BBC o las películas me han llevado de la mano a la literatura; por ello no puedo estar en contra, globalmente, de la televisión (y mucho menos, claro está, del cine). En unas cuantas ocasiones he llegado a pensar que la traslación al medio audiovisual es incluso mejor que la novela en que se basa, como es el caso, por ejemplo, de La muerte en Venecia, de Thomas Mann, llevada al cine por el gran Luchino Visconti con la impagable colaboración de Dick Bogarde y de la bellísima y elegantísima Silvana Mangano.
En cuanto a Jane Austen, creo que puedo decir lo mismo: la versión de Sentido y Sensibilidad que dirigió Ang Lee en el 95, con un guión excelente de Emma Thompson (esa rara avis que conjuga belleza, inteligencia y humor en cantidades suficientes como para que nos postrásemos ante ella si la viésemos pasar por cualquier callejuela inhóspita y lodosa), es bastante mejor (a mi entender), que la obra misma.
Existen algunos problemas en la obra de Austen que desaparecen en la versión de Ang Lee. Por un lado, creo que Austen exagera la omnisciencia de un narrador o narradora que enjuicia constantemente a sus personajes, y que se decanta obviamente por la discreción y buen juicio de Elinor, la hermana mayor, y critica, a menudo agriamente, el romanticismo o la sensibilidad extravertida de la mediana, Marianne. En ello radica principalmente la animadversión que sentían por Austen las hermanas Brontë, que la consideraban excesivamente artificiosa en lo que toca a la creación de sus personajes, y sobre todo, en la manera en que Austen planteaba las relaciones sociales y amorosas en sus novelas: con tiralíneas.
La arquitectura de la obra de Austen es perfecta. Todo está calculado y medido y todo encaja perfectamente. La técnica es intachable. Sin embargo, encuentro que el personaje de Elinor es excesivamente pasivo, introvertido, pacato, juicioso en demasía...Casi diría que, si la conociera, me resultaría bastante insoportable. Emma Thompson borda este papel otorgándole una humanidad, una sensibilidad, un amor por su hermana que verdaderamente nos arranca lágrimas. La Elinor cinematográfica me resulta mucho más amable que la austeniana (a pesar de que se enamora -con toda timidez, claro está- de Hugh Grant, cuya única gracia para mí consiste en que dice sus discursos de corrido, siempre poniendo esa cara de estreñimiento que suele poner en todas y cada una de sus actuaciones).
Otro elemento interesante de la obra de Austen que queda bien reflejado en la adaptación cinematográfica es el económico. En Austen, la economía es vital, es central para comprender todas las relaciones planteadas en sus obras. En Sentido y sensibilidad, al igual que en Orgullo y prejuicio, las hijas se ven privadas del derecho a heredar las propiedades paternas (que pasan a cualquier otra línea masculina. En el caso de Sentido... a un hermano mayor, fruto de un primer matrimonio, y en el de Orgullo...a un pariente lejano, picajoso y snob y uno de los personajes más cómicos del universo austeniano: el clérigo Collins). Esa vulnerabilidad económica trasforma a las mujeres de Austen en mujeres que sólo pueden resolver sus vidas casándose con hombres de cierta fortuna. Y es una característica decisiva ( a mi modo de ver), cuando se produce el cambio de actitud de Lizzie Bennet ante la posibilidad de casarse con el dueño de Pemberley, el famoso Darcy de Orgullo y prejuicio, obra que trataré de reseñar algún día en este lugar. En Sentido y sensibilidad, la muerte del padre deja a la viuda y a las tres hijas en una situación de comparativa pobreza. Sus vidas cambian radicalmente y esa pobreza condiciona la rastrera y desgraciada huida de Willoughby y la ruin actitud del hermano mayor , John Dashwood, y de la esposa de éste, la odiosa Fanny. Esto nos permite conocer, en cambio, la nobleza y la decencia de Edward Ferrars y del coronel Brandon, la generosidad desinteresada de Middleton, la entereza de Elinor, la incredulidad de la romántica Marianne, etc. Y a esta pobreza, finalmente, deben ambas hermanas su posterior felicidad, pues es asumida dignamente, casi heroicamente por ellas, frente a la sevicia y la avaricia del bello Willoughby (igual que en Orgullo... ocurre con el igualmente bello teniente Wickam), o con Lucy Steele, que, decantándose por Robert Ferrars hará posible la unión de su hermano Edward con Elinor, hasta ese momento tan imposible como soñada por ambos.
Por otra parte, en la versión de Ang Lee-Thompson, el papel de la hermana pequeña, Margaret, expresa muchos pensamientos que en la novela corren a cargo de ese/a narrador/a tan pesado/a que he mencionado antes, liberándonos así de su omnipresencia. También consigue decir en voz alta lo que otros personajes piensan pero no pueden decir a causa de los convencionalismos sociales que ella, por su edad, puede ignorar. Margaret, en la película, se convierte en un personaje mucho más importante, imprescindible, mientras que en la novela pasa casi desapercibido. La obra gana así en análisis y profundidad y en perspectivas, en puntos de vista.
Para mí, uno de los grandes aciertos de Jane Austen es su impecable, extraordinaria técnica narrativa cuando emprende la descripción de las escenas en las que toman parte muchos miembros de la sociedad o de una familia. La descripción de las reuniones y cenas en casa de Sir John Middleton es absolutamente magistral. La extraña vitalidad del personaje, su buen corazón y su simplicidad típicamente masculina (que le hace elogiar a Willoughby como persona únicamente basándose en que es buen cazador y posee una excelente perrita cazadora), su anodina esposa, su suegra, la señora Jennings, también bondadosa, aunque insoportable, los hijos, el coronel Brandon, las hermanas Steele, los Palmer... Todo ese universo está narrado y expuesto con total coherencia y absoluta perspicacia. En la película, todo ese fresco social queda reflejado en actuaciones magistrales de todos esos impagables secundarios: Elizabeth Spriggs, Imelda Staunton (gran actriz y gran amiga de la pandilla Thompson-Fry-Laurie: si podéis verla en su Vera Drake, adelante, es una obra muy interesante de Mike Leigh), Hugh Laurie (universalmente conocido por su papel en la serie americana Dr. House y excelente, como siempre), Robert Hardy, en un gran papel como Middleton, Imogen Stubbs, etc., etc...
Tanto la novela como la película me parecen imprescindibles. Se complementan, se alimentan provechosamente la una de la otra para ofrecernos una extraordinaria visión de la sociedad, los sentimientos o de las diversas formas de encarar la desgracia o la pobreza. La felicidad que unos alcanzan al final es fruto de una actitud ética ante la vida, pero esto no resulta tan moralizante como cabe esperar. Y es de pura justicia poética que los sedientos de fortuna y de poder acaben sufriendo los tormentos de Tántalo.
La película da cara y voz ( y qué actores, Dios) a los personajes. Están extraordinariosThompson, Winslet, Jones, ¡Rickman! Wise...¡y todos esos maravillosos secundarios!
En fin, leed la obra y ved la peli. Por cierto en una edición muy completa, con entrevistas y extras muy informativos ¡Y a muy buen precio!.
Jane Austen, Sentido y sensibilidad, Random House-Mondadori de Bolsillo, Barcelona, 2007 (4º ed). Traducción de Ana María Rodríguez.
Sentido y sensibilidad (USA, Reino Unido, 1995), Reparto: Alan Rickman, Emma Thompson, Kate Winslet, Hugh Grant, Imelda Staunton, James Fleet, Gemma Jones, Tom Wilkinson, Harriet Walter, Hugh Laurie. Director: Ang Lee; Guión: Emma Thompson; Dirección artística: Philip Elton; Diseño de producción: Luciana Arrighi; Fotografía: Michael Coulter; Música: Patrick Doyle; Productor ejecutivo: Sydney Pollack; Vestuario: Jenny Beavan, John Bright.
PD: Hay también una versión reciente (2008) de la novela en una serie de la BBC (muy correcta, quizá menos lírica, sin la dirección de Ang Lee, especialista en fundir personajes y paisaje, y sin el duelo Thompson-Winslet), que también recomiendo (pero que no lleva subtítulos en español, y no sé si se encuentra en el mercado hispanohablante). La versión es excelente, muy fiel a la obra. Dura tres horas y no desmerece, pero...