El paseante solitario. En recuerdo de Robert Walser, de W. G. Sebald
Los que amamos el silencio, amamos a a Walser. Wlaser o la literatura del silencio. Walser, afirma Sebald, sólo estuvo unido al mundo de la forma más fugaz. Walser nunca tuvo nada ni a nadie. Pero tuvo la firmeza, la fueza, la obsesión de la escritura.
Yo puedo imaginar cómo esa grafomanía que lo llevó a llenar con su minúscula letra decenas de miles de folios debió constituir para él el único mundo, con su infierno y su cielo.
En este pequeño volumen delicioso, Sebald repasa los avatares de la desdichada vida de Walser y explica de qué forma tan milagrosa su obra se salvó del olvido y pasó a formar parte de nuestro universo. Cuántos Walsers no habrá por ahí, surge la pregunta...
Pero Sebald introduce también un elemento biográfico: la muerte de su abuelo y la de Walser son similares e incluso, Walser y su abuelo se parecen. Murieron el mismo año: 1956. Me resulta curioso este dato, porque, habiéndolo leido miles de veces, al leer a Sebald me he dado cuenta de que cuando yo tenía 6 años, Walser murió. Y me resulta extraño porque al leerlo, siempre me remito a un mundo intemporal, onírico, por lo que me resulta difícil pensar que Walser y yo estuvimos seis años en el mismo planeta.
Lo que más admira Sebald de Walser es su inmensa modestia, su pobreza exterior, su capacidad de asumir el desprecio de los otros.
No hay nada fatuo o prescindible en este libro: es un sincero homenaje a un escritor sincero.
Un pequeño volumen editado primorosamente por Siruela, traducido del alemán por el extraordinario Miguel Sáenz e ilustrado,
Si eres un amante de Robert Walser, este librito te resultará indispensable.
W.G. Sebald, El paseante solitario. En recuerdo de Robert Walser, (trad, de Miguél Sáenz), Siruela, Madrid ( Biblioteca de Ensayo, serie menor), 2007.
2 comentarios
Gabriela -
Saludos cordiales.
bárbara -
Veo que pintás, yo también.
Saludos!