Blogia
arteyliteratura

Vila-Matas, Axel Munthe y yo

Vila-Matas, Axel Munthe y yo


Como a tantos escritores que amo, a Enrique Vila-Matas lo tenía abandonado desde el deslumbramiento que me causó la lectura de Bartleby y compañía. Hay tanto en común a veces, con ciertos escritores, que me asusto, me coge un escalofrío. Lo dejo, pienso: ya te veré luego.


Pero Exploradores del abismo me llamó. A este libro me unen Paul Auster, Sophie Calle y París, ciudad en la que estoy convencida que he vivido, aunque mi tentativa más seria tuvo lugar en 1973, cuando estuve a punto de quedarme en aquel hotelito de la Rue des Écoles para iniciar la carrera de letras en la Sorbona. Pero ignorar el francés me echó para atrás, me dio pereza pasarme un año aprendiéndolo, y finalmente decidí cambiar el rumbo y venir a Barcelona. Mi historia habría sido otra.


El caso es que, retomando la lectura de Vila- Matas con Exploradores del abismo, y habiéndome quedado verdaderamente satisfecha con el relato sobre Sophie Calle y lo que NO le pidió a Vila-Matas en un café de París que no es el que suelo frecuentar (yo soy del club de los del Deux Magots aparte del de Ocata), seguí con el Doctor Pasavento, libro que había comprado oportunamente pero que por las precauciones ya mencionadas más arriba no había abierto, y lo abrí.


Lo abrí y me encontré de manos a boca con la calle Vaneau, en donde me alojé, justamente, la última vez que viajé a París, y donde, naturalmente, también se había alojado Vila-Matas. Esto no es ninguna coincidencia, puesto que fue precisamente por saber que ahí se había alojado, y que ahi había vivido Saint- Exúpery, que me alojé en el hotel antes dicho. Hasta aquí, todo normal. Pero ahora, avanzando en el libro, me encuentro con Axel Munthe y con la villa de Nápoles, la villa que Axel compró, en donde había vivido el emperador Tiberio.

Munthe es el autor de una obra que amé tempranamente y que vino a ser como mi libro de cabecera cuando yo tenía 12 años. Me lo regaló mi primera maestra de literatura, Consuelo Coronado, a quien yo adoraba, y que creía, acaso ingenuamente, que yo iba a ser una famosa escritora mexicana. Ni fui escritora, ni sé ya si soy siquiera mexicana.


Pero el caso es que el libro de Munthe me ha seguido a todo lo largo de mi existencia, y yo lo he regalado a una persona que antaño me importaba. No hace tanto. Y ahora, Vila-Matas me lo trae a colación, ahora que leo su Doctor Pasavento con retraso.


Bueno, me resulta escalofriante, así. sin más.


Porque uno no puede confiar en el azar, ni siquiera en que las afinidades sean azarosas. Hay un camino, un sendero oculto, pero esplendorosamente claro, que me lleva desde mis doce años vividos en Coyoacán, con el libro de Munthe bajo el brazo, hasta esta habitación en donde a mis 57 años, leo a Vila-Matas que escribe sobre Axel Munthe. Y ya sólo me resta saber hasta cuándo sigo con ellos o hasta dónde me lleva ese sendero. 



Enrique Vila-Matas, Exploradores del Abismo, Anagrama, Barcelona, 2007.

Doctor Pasavento, Anagrama Barcelona, 2005.

Axel Munthe, La historia de San Michele, ed. Juventud, Barcelona.




7 comentarios

majo -

evidentemente,la historia de San Michele tiene una magia especial,porque tambien encanto mi primera juventud (12 años) y ahora,a los 58 lo estoy releyendo por enesima vez. Todavia no pude visitar su casa. Pero voy a leer al Dr Pasavento

Gabriela -

No lo he leído todavía, Paco, aún no acabo el Doctor Pasavento, con coerto repelús, debo decir...
:))

Paco -

¡Qué de coincidencias! ¿Y "París no se acaba nunca"? ¿No lo has leído? A mí es de lo que más me ha gustado de Vila-Matas. Quizás no sea su mejor novela, pero es deliciosa la visión del escritor novel, empeñado en escribir su primera novela, en París, siguiendo las instrucciones de una peculiarísima Marguerite Duras.

Gabriela -

Hatt, a mí también me gustó el del 24, que yo tomé muchas veces y en ocasiones muy especiales. Un abrazo.

Gabriela -

Fer, me ha pasado lo mismo con Blogger y me he ido de un sitio sin poder postear un comentario. EN todas partes se cuecen habas. Abrazos por la persistencia,

fgiucich -

Te confieso que blogia me tiene loco: este es el tercer comentario que intento poner. Te decìa que su post me ha movilizado, no por los autors que mencionas precisamente, sino por 1973, el año de grandes decisiones. Abrazos.

Hatt -

La vida tiene a veces unos extraños giros y no sabes nunca que vas a encontrar en el siguiente recoveco. Esos encadenamientos que te hacen pensar que estás realmente haciendo círculos (aunque sean literarios), que de repente hacen que te reencuentres con algo por una vía inesperada y que vuelvas al principio...

Nos leemos.

Por cierto, me gustó el libro de Vila-Matas y ese metarrelato en particular. Aunque quizás prefiera, aunque sólo sea por la idea de archivar los momentos, las frases,..., de un autobús, el primero.