Las golondrinas de Kabul, de Yasmina Khadra
Ya escribí hace un tiempo sobre Yasmina Khadra. Hoy vuelvo a hacerlo a propósito de Las golondrinas de Kabul, novela en la que Khadra nos revela lo que es vivir bajo un estado totalitario y ciegamente fanático. Fanatismo y ceguera, (perdón por el pleonasmo) que destruyen una ciudad antaño viva, hoy destruida por la guerra y el miedo, en la que las mujeres son tratadas peor que los animales, obligadas a llevar un burka que las despersonaliza y las anula, lapidadas por causas inversímiles o sometidas en todos sus actos. Lugar donde los hombres son despojados de su vida, de su libertad para actuar, para creer, para sentir. Lugar donde hay sólo dos salidas: la locura o la muerte. El régimen talibán es descrito en todo su horror. Las ejecuciones sumarias, las lapidaciones, la anulación de la voluntad individual, la prohibición de la felicidad: todo eso ocurre en la novela de Khadra.
Dos parejas, la de un carcelero y su mujer, enferma terminal, y la de un antiguo intelectual y su mujer ex-abogada, que prefiere ocultarse en su casa antes que ser denigrada con el uso público del burka, confluyen en la historia. Historia que sólo puede tener un final, el de la aniquilación.
Novela bella, sobre todo en sus primeras páginas, novela terrible. La poética del horror: la verdad escrita en estas páginas cuya melopea puede ser escuchada en todos los lugares donde haya un régimen totalitario. Sin llegar a ser metafórica, como El informe sobre ciegos de Sabato, y sin el moralismo de Saramago, es una novela imprescindible.
Yasmina Khadra, Las golondrinas de Kabul, Alianza Editorial, Madrid, 2003 (Traducción de María Teresa Gallego Urrutia).
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Gabriela -
fgiucich -