Travesuras de la niña mala, de Mario Vargas Llosa (2006)
La última novela de Mario Vargas Llosa me ha desconcertado, no tanto por su argumento tragicómico (recordemos Pantaleón y las visitadoras o La tía Julia y el escribidor), como porque su estilo narrativo en esta obra es mucho más convencional. Esto no es necesariamente malo, pero desconcierta. Vargas Llosa suele dejar fluir el texto narrativo y el diálogo en un solo plano, haciendo que el lector no interrumpa su lectura para pasar al plano del directo, sino que procura, con este recurso, que el lector se sumerja en la historia hasta el punto de que la narración y el diálogo integrado en ella lo envuelvan como si se tratase de un testigo mudo, participante del relato. Este estilo tan vargasllosiano no se encuentra aquí, en Travesuras de una niña mala.
La historia transcurre durante muchos años, los que van de la adolescencia temprana del personaje hasta la vejez. Cuarenta años, aproximadamente, en que Ricardo tiene dos obsesiones. una cumplida: vivir toda (o casi) toda su vida en París, y otra inalcanzable: la niña mala.
El problema de un argumento como éste es que a la segunda vez que la niña mala emprende el vuelo, metamorfoseándose después, ya sabes lo que va a ocurrir. Es un ave pasajera, es un camaleón. Aparecerá de nuevo en la vida de Ricardo en el momento menos esperado, asumiendo un nuevo aspecto, una lengua (de adopción) prestada, una identidad nueva, un nuevo amante, un nuevo nombre, y Ricardo volverá a caer en el lazo que le tiende, tropezando siempre con la misma piedra: la frialdad y la fugacidad del encuentro con la niña mala, el sufrimiento subsiguiente, la confirmación de que es ésta la esencia de su amor por ella: su transitoriedad (también su superficialidad). Estos encuentros fortuitos los hemos encontrado antes en otras obras, incluida Rayuela (pero ¡qué diferencia!). También en el cine (L’ennui -1998-) trata de una historia muy similar).
El estilo que nos ofrece Vargas Llosa en esta novela no es precisamente brillante, y la historia que nos cuenta tampoco es de las mejores que nos ha presentado: es previsible, repetitiva, y lo es porque en el fondo no sabemos nunca por qué razón Ricardo amará toda su vida (intermitentemente, eso sí), a esta niña, joven, mujer madura, vieja, que se le va presentando siempre con una característica indiferencia hacia él, con un distanciamiento no disimulado, manipulándolo claramente y con un evidente desprecio hacia lo que él es y sobre todo, valorándolo (negativamente), por lo que no tiene: dinero, poder, glamour e incluso, crueldad. La niña mala no me seduce en ningún momento, no llego nunca a saber por qué Ricardo no la puede apartar de sus pensamientos.
Así, la historia se muestra como la de un hombre esclavizado, no tanto por la niña mala, como por sí mismo; es víctima de una obsesión en realidad vacía, inmotivada, turbia e insustancial. Ella no le da nada. Nada que justifique la adicción de él. Ricardo es incapaz de sustraerse al poder destructivo de aquella que apareció en su vida cuando era niña (fingiendo ser chilena), a la que reencontró en París como proyecto de guerrillera, que fue después esposa de un funcionario de la UNESCO para más tarde asumir la identidad de mujer de un rico criador de caballos inglés, y que terminó siendo la prostituta y la mula de un gángster japonés que la maltrata espantosamente y la hace pasar por las aduanas de medio mundo llevando vaya usted a saber qué.
La última parte de la historia, la historia de la destrucción de ese mito, es lastimosamente banal y previsible: el bueno de Ricardo se gasta todo lo que tiene en curar a la niña mala de las animaladas que le ha hecho el japonés, y ella, naturalmente, una vez curada, vuelve a irse. El largo epílogo (que comienza con la historia de Marcella), no agrega nada. El episodio del niño mudo es cursi, trapacero y sentimentaloide. No consigue convencerme de la entidad de la niña mala, ahora convertida (eso sí, fugazmente), en la buena vecinita que juega al ajedrez con un traumatizado niño vietnamita. Tampoco los personajes secundarios me llegan a parecer de carne y hueso. Tampoco agrega nada que en un viaje a Perú, Ricardo por fin consiga establecer la verdadera identidad de la falsa chilenita y consiga saber el verdadero nombre, o tal vez debo decir el nombre original, el primer nombre de esta mujer que, a pesar de aparecer en toda la novela, no acaba de encarnarse ante mis ojos de lectora más que como una snob, una mitómana, una mujer sin hondura emocional que se pasea por Perú, París, Newmarket, Tokio, y Madrid para torturar a ese pobre muñeco o marioneta al que, significativamente, llama “pichiruchi”.
A esto hemos de agregar un fondo histórico hecho a brochazos, que nos informa del Perú a través de diversos personajes: Paúl, y especialmente el tío Ataúlfo. Galdós lo hacía mucho mejor.
Por supuesto, partimos de la base de que Vargas Llosa sabe lo que hace. La historia entretiene y se lee de un tirón: si no se le pide más a un libro, cumple. Pero a mí no ha conseguido convencerme en ningún momento de que estoy leyendo la historia de un gran amor. Ricardo no llega a ser un héroe romántico (todo lo más, parece un poco idiota, un hombre sin verdadero fondo, que consecuentemente se enamora de otra que tal). Una historia que acaba repitiendo hasta la náusea una situación básica: ella se irá para reaparecer transformada, mientras él la seguirá y se plegará a sus deseos con toda docilidad en medio de algún que otro exabrupto. El final de esta historia sólo puede llegar cuando la susodicha, muere.
Vosotros mismos.
Mario Vargas Llosa, Travesuras de la niña mala, Alfaguara, Barcelona, 2006.
58 comentarios
merak -
el libro me ha emocionado en muchos momentos... y de eso se trata, de que un libro te emocione.
vicente paul -
un fan de tu critica (:
Sabi Lara -
Pascual -
Gabriela -
Claribel Miranda -
huachafita -
saludos
David -
Ernesto -
Al principio está muy bien, y se parece a José Emilio Pacheco con Las batallas en el desierto y El principio del placer, que si no han leído, son novelas cortas ¡muy buenas!
Hasta luego.
rafael mojica -
LUISITO -
Rafael -
Termine de leer esta novela ayer, francamente me pareció mala,una historia atroz, lo unico interesante eran las partes en que el tío de "Ricardito", le decía fidedignamente como iban sucediendo las cosas en nuestro país, y creo que quizás a mas de uno (como yo) en ningun momento la "niña mala" haya despertado ningun sentimiento de cariño o de deseo, pues como el mismo autor la describe, tenia una cintura pequeñisima, pechos pequeños y pies pequeños tambien, y BUEEEEEENO, para que el pobre Ricardito se fije en esa mujer...creo que estaba mal de la cabeza, cuando si de gusto en mujeres se trata, es sabido que a los peruanos nos gusta bien despachada ( SI O NO )
Pero lo que realmente esta novela era un martirio en varias partes por ejemplo al leer como el pobre hombre le perdonaba TODO,era , como el mismo se llega a decir : UN HUEVON !!!
Pobre hombre, lo que esa mujer le hace con Fukuda no tiene perdon de Dios, y encima le perdona ...
Estoy completamente seguro que, si al final de la historia, "Otilia", se recuperaba y no moría, le volvería a dejar como un perro otra vez...
No me parecio una buena novela ...
BYE =)
casilda -
No solo la historia es de lo mas banal y previsible que se pueda imaginar; el mismo estilo me ha puesto de los nervios. Y me ha recordado peligrosamente las pocas incursiones que he tenido en los best sellers de Follet y compania.
Una gran tomadura de pelo.
clarena mejìa -
Y QUE LOGRÒ CAUTIVARME. EN CUANTO A LOS COMENTARIOS QUE HE LEIDO, PIENSO QUE ALGO QUE TIENE LA MIGIA DE ATRAPARME, DE ABSORVERME EN POCO TIEMPO... NO PUEDE SER MALO. UN ABRAZO.
Eduardo -
Pharyz -
Cesar Puente -
michael lopez -
aurelio -
Saludos
Alexis -
Principiante -
saludos.
Carlos Alberto -
Dice Ud. que la historia es predecible y repetitiva. Estoy de acuerdo, pero en la medida que su vida y la mía también lo son al igual que nuestros errores y virtudes )para bien o para mal). Pero mas allá de esto hay un modelo de antihéroe (Ud. lo llama idiota) a seguir e imitar, del que pocos hombres (los verdaderos) son capaces, el de a pesar de todas las maldades e infortunios que esta mujer le causara a lo largo de su vida, el no se detuviera a pensar en si actuaba idiota o tontamente, si no que la socorrió incondicionalmente, gastando en ellos todo los ahorros que tenia y hasta los que no tenia. Si para Ud. esta conducta es predecible, tonta o hasta casi idiota, tendrá Ud. que volver a nacer para entenderlo.
Para mi, la obra es una joyita de la literatura universal y tarde o temprano (no me cabe la menor duda) la obra tendrá el reconocimiento que se merece.
Saludos cordiales,
Carlos Alberto
Paloma -
El último capítulo pierde fuerza hasta el regreso de Otilita (la niña mala)
Maria -
Personalmente, me gustó, es fácil de leer y te enredas en la trama. El final es predecible pero realista a la vez, La niña mala al final reconoce que siempre quizo a Pichiruchi.
helga quintanilla -
el amor en efecto tiene mil caras y cuando has visto más de una es inevitable sentir compasión x ricardito y por entender xq a pesar de tantas encuentros y desencuentros la niña mala siempre vuelve y el siempre la espera, la añora....y solo tengo una respuesta:amor
yo como ana isabel lo he empezado de nvo...
Javier -
Aún así es un Vargas Llosa y es obligatorio leerlo.
abril -
EL Realista -
CHANEL -
MICHAEL -
ricardo -
Carlos -
Javier -
m&m -
Patricia -
Gabriela -
:-)
Lucerito -
Gabriela -
elpatojo -
Saludos.
GERARD -
m&m -
SO -
Ana Isabel -
Acaso cuando nos enamoramos de alguien, lo hacemos por alguna razòn? no.. nos enamoramos porque si, sin motivos, sin razònes, sin lògica, justamente eso es el amor, y me refiero a ese amor que solo una vez sentimos en nuestras vidas, ese que te revuelve por dentro, ese que te quita el apetito, el sueño, pero que te hace vibrar, y vivir la vida con intensidad.
Yo... volverè a leer Travesuras de la niña mala.
Valeria -
Con respecto a uno de los comentarios que leí, sobre que la niña mala no posee nada para tener atrapado de esa forma a Ricardo, creo que justamente eso el amor, en este caso acompañado de la pasión, un sentimiento absolutamente inexplicable, que a mi entender Vargas Llosa lo expresado formidablemente.
El niño bueno que se enamora perdidamente de la niña mala y deja pasar su vida, pero como dice muy bien el personaje de Ricardito, para él su vida vale los pocos momentos que tuvo con la niña mala.
Para terminar
Como dice una maldición gitana "Que te enamores"
Maldición para unos Felicidad para otros.
Mayalen Ureña -
maria cristina -
karen -
Leyka -
Gabriela Zayas De Lille -
erick -
"travesuras de la niña mala", un título respetuoso, temeroso y que concede al ultimo deseo de -la moribunda- niña mala: "Si algun día se te ocurre escribir nuestra historia de amor, que no la hiciera quedar muy mal..." Un título ocioso que, cuelga de su portada pero en realidad, es el epitafio que se suspende en la lápida de la "niña mala"...
(Gracias. ya regreso)
Adriana Aguirre -
VICTOR RAUL MORENO -
Paco -
Gabriela Zayas -
fgiucich -
letyricardez -
Te dejo un gran abrazo y muchos besos
Gabriela -
Un abrazo.
Paco -