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Asaltar los cielos, un documental sobre el asesinato de Trotsky

Asaltar los cielos, un documental sobre el asesinato de Trotsky

El recuerdo de este documental surgió de uno de los sugerentes artículos que Gregorio Luri publica en El café de Ocata.
Asaltar los cielos fue uno de los primeros documentales que atrajo una gran cantidad de público al cine. El tema no podía ser más atractivo: el asesinato de Trotsky y el enigma de su autor, Ramon Mercader del Río, alias Jacques Mornard, alias Frank Jackson, que ocultó siempre su verdadero nombre y nunca confesó. La identidad de Mercader fue descubierta en 1953. Mercader fue condenado a 20 años de cárcel y salió de la Penitenciaría de Lecumberri en 1960. De ahí pasó a Cuba, a la URSS, a Checoslovaquia y finalmente a La Habana, donde murió en 1978.
Asaltar los cielos es una obra estructurada en cuatro partes, que entrelaza los documentos de época con las entrevistas, y que teje así los mimbres de la colosal conspiración. Stalin no estaba dispuesto a dejar vivo a Trotsky y nada lo detendría. El aparato estalinista puso en marcha varias tentativas. Una tuvo éxito, la más simple de todas: la del infiltrado.
En la primera parte del documental, se traza la trayectoria de la madre de Mercader, Caridad del Río, una figura central para el estudio del caso Mercader. Fanática conversa (sus orígenes burgueses marcan la violencia de su posterior adhesión al totalitarismo estalinista), es la que empujará a Ramon hacia su crimen. Ulteriores investigaciones mostraron la obediencia ciega del hijo a las expectativas de la madre, e incluso Alfonso Quiroz Cuarón, autor de un estudio sobre la personalidad y el crimen de Mercader, habla de un complejo de Edipo bien arraigado. La actividad política y el lado oscuro que deja entrever la implicación de Caridad en la KGB desvelan en parte las razones que llevan a Mercader hasta México.
En la segunda, se hace una larga digresión sobre el tema de los niños de la guerra que se fueron a Rusia, para mi gusto, excesiva. En mi opinión, esta digresión sólo tendría una justificación y es la relación que Ramón podría haber llegado a tener con algunos de estos “niños” a su llegada a la URSS, pero pienso que la historia de esto niños exiliados (también los hubo en México, en donde para siempre se les llamó Los niños de Morelia, pues a Morelia, Michoacán fueron a parar), conformaría una historia que por sí sola merece un documental, que en 2001 fue filmado, en efecto, por Jaime Camino. En el contexto del tema principal de Asaltar los cielos, no veo justificada esta larga secuencia en la que los niños, ya viejos, cuentan su dramática odisea, sobre todo porque no parece claro que ninguno de ellos mantuviera una relación estrecha con Ramon Mercader durante su estancia en la URSS. Más se hubiera agradecido una incursión en las razones de Stalin y de la KGB para planificar el crimen: el trasfondo político, la creación de la Cuarta Internacional por parte de Trotsky, la difusión de sus teorías sobre la Revolución permanente, internacionalista, su creciente proyección en USA y América Latina, especialmente, y por supuesto, un análisis de la política de Stalin y sus terribles represiones, purgas, y atentados.
La tercera parte de Asaltar los cielos narra el periplo seudo-amoroso que llevó a Mercader desde París hasta el estudio de Trotsky en su casa de la calle de Viena, en Coyoacán: la seducción de Sylvia Ageloff, secretaria de Trotsky, en la Ciudad Luz, la extrañeza que esta relación llegó a causar en la propia Sylvia y en las personas de su entorno, la etapa en Nueva York en la que Mercader aparece ya con otro nombre (Frank Jackson), y la paulatina inserción de Jackson en el entorno de Trotsky, ya en México. Mercader se mostró apolítico, y llevó de excursión varias veces al nieto de Trotsky, Esteban Volcoff, en compañía de Natalia, de Sylvia y de los guardaespaldas, ganándose así una cierta confianza en el ámbito familiar. Tras el fracaso de la chapucera tentativa de asesinato que organizó David Alfaro Siqueiros, Mercader supo que le tocaba a él.
El momento del asesinato, tantas veces analizado, no pierde un ápice de horror. Uno de los antiguos guardaespaldas de Trotsky narra, vívidamente, la secuencia del crimen. El engañoso pretexto de Mercader (que Trotsky le corrigiera un artículo periodístico), Trostsky, sentado, Mercader a pocos centímetros, de pie, detrás, el golpe del piolet en el cráneo de Trotsky, el grito espantoso, la reacción de este hombre, pequeño de estatura y de 61 años, que muerde la mano de Mercader, que grita hasta alertar a su guardia. Los tres centímetros y medio de piolet que penetran en el cráneo. Y Mercader golpeado, y Trotsky ordenando que no se le mate, para que hable. Luego, la agonía del revolucionario, en el hospital. La muerte. La condena de Mercader a 20 años, su silencio. Su matrimonio. Su negocio en la cárcel, su discreción y su fama.
En la cuarta y última parte, Asaltar los cielos muestra la vida que siguió Mercader tras su liberación, a partir de 1960 hasta su muerte. A pesar de que fue condecorado con la Medalla de Héroe de la URSS, nadie nunca pensó que Mercader fuese un héroe. Un hombre que mata de ese modo, a traición, a un viejo revolucionario, con un piolet. Nunca fue apreciado. En su tumba no apareció su verdadero nombre hasta mucho después, pues fue enterrado como Ramón López. Quizá el propio Mercader, que al parecer sintió algunas veces el peso de su crimen y que según dicen, se sentía perseguido por el agudo grito de su víctima, hubiera preferido ese falso nombre, de Ramón López, y ser olvidado. Pero no es así. Ramon Mercader del Río será recordado por la historia como el asesino de León Trotsky.

A pesar de que el documental tiene un inicio vacilante, a medida que se acerca al final va ganando interés, aunque quizá no concisión política, sino suspense…
De todos modos, es un documental que no hay que perderse.

(Como anécdota curiosa, os diré que la voz que canta El corrido de León Trotsky es la de mi sobrina, Marisa De Lille).


Asaltar los cielos, Directores y guionistas: José Luis López Linares y Javier Rioyo; Fotografía: José Luis López Linares; Música: Alberto Iglesias; Narradora: Charo López.


Víctor Erice: El sol del membrillo

Víctor Erice: El sol del membrillo

Hay ciertas cosas que la realidad no te entrega si no sabes esperar. Víctor Erice.

Erice es uno de los creadores más importantes del cine español. Que tenga una obra escasa no desmerece su valor (ahí tenemos a un Juan Rulfo, que con sólo dos obras ha pasado a la historia de la literatura). Ignoro las razones por las que Erice no se prodiga. Pero cada vez que coge una cámara, nos regala una sensibilidad, un meta-discurso sobre el cine y sobre la mirada, sobre la realidad y sobre la creación.

Y sobre la mirada y sobre la creación va este documental con Antonio López. Y no digo sobre Antonio López porque no es un biopic documental, no es una obra que trate de la obra de...Es un fragmento, una hoja desprendida de un diario que recoge los meses que dedica Antonio López a la transcripción de un árbol de membrillo. Primero como óleo, después como dibujo.

Lety, con sus pinturas, me ha hecho pensar en esta película, y a ella le dedico este post. Pintar no siempre es transcribir la realidad. Incluso diría que en el siglo XX y en lo poco que llevamos del XXI, pintar no es transcribir. A contracorriente,  Antonio López ha construido su magnífica obra. Para mí, López es el otro gran pintor español del siglo XX.  Pero para valorarlo, hay que ver la obra: verla. No valen posters o ilustraciones (ése es el gran obstáculo que tiene su obra para ser apreciada en nuestros siglos).

Antonio López transcribe la realidad para darle eternidad, como se sugiere en el que podríamos llamar el epílogo de la  película de Erice. La realidad no se trasciende a sí misma. Es fugaz, fútil, pasajera, incluso diría que es banal, y no tiene vida después de la vida. Es el arte o el pensamiento escrito quien dota a la realidad de trascendencia. Tanto el cine, que recoge las imágenes de una realidad siempre pasado, como la pìntura, que recoge con mayor o menor precisión la corporeidad que ha dejado de existir: jarras de leche de Vermeer, jarrones y manzanas, jugadores de naipes de Cézanne, frutas de Caravaggio... todo ello vivo y presente gracias al arte. Amores de poetas, dolores, angustias, magdalenas que metaforizan una infancia, retratos de artistas adolescentes...Sólo el arte. Sólo él. El único arte no realista es la música. Quizá el único sublime por sí mismo.

Cuando se acaba el cuadro del membrillo, Erice nos muestra la futilidad del membrillo: membrillo que sirve para ser convertido en mermelada de la abuela, en objeto de curiosidad para los trabajadores (polacos) de la casa, que lo comen y que no quedan convencidos por su sabor. Es como una pera dura, insípida, dice uno de ellos, desdeñando el membrillo sobre la mesa.

Para mí Antonio López merece un sustantivo, no un adjetivo, y el sustantivo es deslumbramiento. Porque su pintura es sustantiva y no adjetiva. El mundo de Antonio López es la pintura misma, más el tiempo. Su pintura tiene la cualidad de referirnos o remitirnos al tiempo que huye, modificándolo todo. Más que luz, más que formas, López captura ese tiempo mientras huye de o por encima de las cosas: cuerpos (esto es evidente en sus magníficas esculturas desnudas de hombre y de mujer, porque López, aparte de pintor es escultor dotado), lavabos, calles o terrazas.

Su modestia y su sencillez humanas lo definen como el artista consciente de la limitación de sus posibilidades frente al objeto. Desde esa conciencia, López emprende las obras o las deja, si las circunstancias son imposibles de superar. Así, deja inconcluso su óleo del membrillero. Y lo hace sin amargura por el tiempo que ha pasado dedicándole su atención, sus precisas mediciones. Hay una frase casi zen en su diálogo con dos chinos que le inquieren sobre sus propósitos, sus técnicas y su modo de hacer. Les dice: Para mí lo más importante es estar junto al árbol, no la tela que pinto.

López planta el árbol de membrillo. Cuatro años después, traza las líneas cardinales en su lienzo. Antes, ha puesto sus hilitos: ha colocado sus coordenadas espaciales y su plomada en el centro. Ha dibujado en la barda de su casa la línea del horizonte. Ha clavado dos señales en la tierra para saber desde dónde, exactamente, va a pintar (fijando así el punto de vista). Y ha preparado la tela. Comienza a pintar directamente, sin bocetar. Poco a poco, desde el centro, va surgiendo el membrillero, y poco a poco, López va tocando con su pincel y su blanco los puntos de referencia: porque el membrillo no permanece inmutable: al pasar de los días y de las semanas, el arbolito va creciendo, va produciendo y sus ramas van descendiendo por el peso de los frutos. López va bajando también los trazos de su pintura, acompañando al membrillero, pintando más abajo, desplazando también lo que ha ido pintando más arriba: sus membrillos, sus ramas, sus hojas en el lienzo también descienden. centímetro a centímetro; López pinta al mismo tiempo el membrillo y el tiempo, el esplendor frutal del delgado arbolito, su capacidad fecunda de crear.

Erice, mientras, filma a Antonio López, filma también a los obreros que trabajan en la casa. Ellos también acuden a su trabajo cada día. Lo contemplan de lejos, para apreciar mejor, como Antonio va pintando el membrillero. Buscan, con sus martillos, su cemento, su igualador, la perfección de la obra. Ellos también saben que su obra va a perdurar: es una casa. Esta narración paralela es puro didactismo refinado: el artista es un obrero del arte. El obrero es un artista si se afana por hacer las cosas bien. Ambos trabajan la materia. Las manos y la cabeza en armonía con la idea: el objetivo final: la obra.

                                          El óleo del membrillo y la bso 

Destaco la espléndida banda sonora de esta película, a cargo de Pascal Gaigne ¡Ese violoncello que sale de las entrañas!

Víctor Erice, El sol del membrillo. Antonio López en una película de Víctor Erice, 1992, Edición de coleccionista. 2 discos. Rosebud, 2004.

Para ver imágenes elocuentes de la película pinchad aquí (Y además encontraréis mucha información interesante).

¿Cómo se aprende a vivir con los otros? : Ser y tener de Nicolás Philibert

¿Cómo se aprende a vivir con los otros? : Ser y tener de Nicolás Philibert

Después de ver unas cien escuelas rurales en el centro de Francia, Nicolas Philibert eligió una en la región de Auvernia, la del maestro Georges López, hijo de un emigrante andaluz que trabajó en la construcción hasta que consiguió su pedazo de tierra en el Rosellón francés. López, según cuenta en la película, siempre se sintió atraído hacia la enseñanza. En sus alumnos vuelca todos sus esfuerzos. Él es el centro del film, con esos pequeños cuyas edades van de los 4 a los 12 años y que comparten un aula única en esa escuela apartada del mundo y que al mismo tiempo, es el mundo.

La película comienza con dos secuencias que muestran el mundo: en la primera escena, un rebaño de vacas, en medio de una tormenta de nieve y de viento, se agrupan, se apiñan, se mueven con un sólo propósito, salir indemnes, encontrar el camino a casa. En la segunda escena, dos tortugas avanzan por el suelo del aula que pronto se va a llenar con los niños: avanzan lentamente, como el propio aprendizaje, pero se saben seguras, resguardadas de la tormenta exterior. Afuera, el frïo, la nieve, el viento; dentro, la lentitud y la paciencia.

El maestro enseña a sus alumnos en un espacio común, pero no juntos. Los divide en dos grupos y dos mesas: los pequeños aprenden trabajosamente a leer, a escribir, a contar. Aprenden también a respetar al maestro, que sólo responde cuando el pequeño Jojo le llama "Señor". El maestro enseña responsabilidad y que los compromisos y las promesas deben ser cumplidas. Estimula, pero no concede. Es severo, pero no hiriente. Exige y da. POne paz entre los pequeños que se pelean y consuela, pero sobriamente, sin dramatizar jamás.

El mundo de los mayores es más complicado: la timidez extrema de Nathalie, las masculinidades en choque de Olivier y Julien, que se enfrentan por ver qién es el más fuerte. Los conceptos de injusticia que ya deben tener, cuando uno de ellos, ciego de ira, se abalanza sobre los pequeños,que no tienen culpa de su caída. Y el diálogo, siempre constante, entre maestro y alumnos.

De la docena larga de pequeños que aparecen, el cineasta se fija especialmente en la gracia y el desparpajo de Jojo, (cuyas manitas y carita sucia sirven de cartel a la película), en la inteligencia de la pequeña Marie, en la inocencia angelical de Alizé, que se pierde entre unos trigales durante la excursión de fin de curso y en Nathalie, cuya timidez exagerada le impide la comunicación, y que se sienta al lado del maestro y llora al saber que debe ir al colegio de la ciudad y debe dejar atrás su protección y crecer. Finalmente, conocemos con más detalle la vida de los dos chicos mayores: Olivier, cuyo padre está enfermo de cáncer de garganta y Julien, que trabaja en la granja de sus padres, da de comer a las vacas, conduce el tractor, pero no sabe multiplicar...

Las familias son el tercer núcleo de interés en la película. Una de sus escenas más bonitas es aquella en la que Julien debe resolver sus deberes. Su madre se sienta al lado, para indicarle que siga, para vigilarle, inlcuso para pegarle un cachete cuando se equivoca. Se levanta uno de sus tíos y se acerca, ante la dificultad inesperada de la multiplicación; luego se agrega el padre, y después el hermano mayor. Niños rurales, niños que cuentan con una familia que trabaja de sol a sol pero que no se desentiende de ellos, familias que comprenden la importancia de la educación en la vida de sus hijos.

El cuarto núcleo significativo (pero no menos importante) es el tiempo que pasa. El tiempo natural, el tiempo de las estaciones. invierno, como dice Jojo en su poesía, primavera, verano...tiempo que marca el avance de los niños en su aprendizaje. Axel lee con dificultades en el invierno, pero en el verano ya, qué hermosa entonación consigue en su lectura. Los mayores marcharán al Instituto, dejarán su pequeña aula, deberán afrontar el reto de una educación en la gran aula, con otros 25 muchachos y muchachas. Ahora ellos, que son los mayores de su pequeña aula, serán los pequeños, y los pueblerinos. Ellos, que han luchado entre sí para ver quién es el más fuerte, deberán unirse ahora, como el rebaño del principio, para salir indemnes. Sus conocimientos deberán ser mayores: ’Ya no tendréis un profesor que os atienda personalmente’, les advierte el maestro. Nathalie también ha de marchar. Su timidez patológica conmueve. El maestro le ofrece la posibilidad de seguir visitándole los sabados, en que ella ya no tiene clase y él sí.

El estilo del maestro es el que yo creo que debería tener todo enseñante: mesurado, firme y respetuoso. Exigente y serio, el maestro no juega. No es uno de esos nuevos ’postprogres’ salidos de los clubes excursionistas que se creen que el maestro es un colega más que debe aceptar que sus alumnos le hablen groseramente o que salten sobre las sillas en su presencia; de ésos que cuando por alguna razón pasas por el pasillo al que dan sus aulas, crees que no hay profe dentro, del ruido que oyes. No. El maestro Georges López tiene muy claro que hay que esforzarse para enseñar y hay que esforzarse para aprender. Que es una proceso que requiere silencio y paz. Tranqulilidad y concentración. Y que eso no excluye el placer del aprendizaje sino que lo acrecienta, como cuando Jojo descubre que se ’puede contar más’, llegar más allá del cien, del mil, del dos mil, del tres mil...del un millón, del dos millones, del tres millones, y así hasta el infinito.

Al final, el curso termina. Los niños besan y se despiden de su maestro y éste los ve salir del aula, emocionado. Otros vendrán.

 

Ser y tener (Être et avoir), Dirección, guión, montaje, cinematografía, Nicolas Philibert; Fotografia, Katell Djian; Música, Phillippe Hersant. Intérpretes: Georges Lopez, Laura, Guillaume, Julien, Jonathan, Nathalie, Olivier, Alizé, Johann, Jessie, Jojo, Marie, Létitia, Axel. (Francia, 2002).

 

Capturing the Friedmans de Andrew Jarecki

Capturing the Friedmans de Andrew Jarecki Ayer me fui a ver La novia cadáver de mi admirado Tim Burton, pero no voy a escribir sobre ello porque ya lo ha hecho muy bien  Golosina caníbal. Después de verla, me pasé por Fnac y compré  Capturing the Friedmans. Como le acabo de comentar a Óscar, que creo que se decantará por la de Cronenberg, cada vez me gustan más los documentales, por lo que acabo de abrir esta subsección de Cine.

El documental nos habla de eso que todos sabemos y callamos:

a) Que todos somos un enigma para los otros, incluidos nuestros más íntimos y cercanos. Que tenemos una vida externa que no refleja los conflictos, los problemas o los pecados que  cometemos.

b) Que no hay nada más temible que la justicia cuando es ciega y parcial y es totalitaria y corrompe todo lo que pretende limpiar y

c) Que es posible documentar  y grabar lo más íntimo y dar con ello testimonio de lo que ocurre desde dentro, para no tener que recordarlo, como dice Danny Friedman. 

Los Friedman son una familia externamente normal, como puede ser cualquier familia americana de clase media-alta. De origen judío, el padre ha estudiado en Columbia University y la madre, como tantas otras, se ha dedicado a su familia y a sus tres hijos. La vida sexual de la pareja, según cuenta ella, es pobre y aburrida, pero la armonía parece presidir la relación. Los hijos van creciendo, documentados por la cámara de super 8 que el padre utiliza y a la que sus hijos también se aficionan. De modo que Jarecki encuentra una cantidad de material que da testimonio de esa armonía que fluye solamente hacia afuera, pero que pronto veremos que es sólo una fachada.

Es curioso ver los cuatro estratos de filmación: las grabaciones antiguas (de los años 50), hechas por el padre de Arnold Friedman sobre él y su fallecida hermana, y el hermano con el que que Arnold luego confesará también haber mantenido relaciones incestuosas (y el hermano no lo recuerda: es fascinante). Las grabaciones que Arnold Friedman hace a su familia desde los años 70:  la perfecta familia americana, las fiestas, los disfraces, las vacaciones. Él, su mujer, su tres hijos varones. La seguridad económica, el coche con las placas exclusivas COMPUTER...esa apariencia que se demoronará ante nosotros. Las grabaciones, ya en los 80, que hace Danny Friedman, el hijo de Arnold y el primogénito, cuando ya el padre está acusado, para documentar esa nueva familia que se irrita, se odia, discute crudamente, se divide ante nuestros ojos: se deshace... y la filmación del propio director del documental, Jarecki, entrevistando, repasando la historia, haciéndonos ver las innumerables contradicciones. 

Arnold Friedman, respetado informático, profesor y padre de familia, compra en el extranjero una revista con contenido pedófilo. Pillado, la policía le tiende una trampa y él cae. Un policía disfrazado de cartero le hace entrega de una segunda revista, y esto sirve para que se presenten a detenerlo y a registrar la casa: ese hogar aparentemente modélico. Es como abrir la caja de Pandora, comienzan a fluir todos los horrores. No sólo es inculpado Arnold Friedman, el padre, por el delito de comprar pornografía infantil, sino que se descubre que tanto él como su hijo mediano han cometido abusos y violaciones a un gran número de niños, tanto en las vacaciones familiares en un pueblito con lago y barquitas, idílico, como en su propia casa, a alumnos que acudían a la academia de informática que Arnold Friedman tenía en el sótano de su propio hogar.

Al principio parece que la evidencia es irrefutable, pero a medida que avanza el documental se nos comienzan a plantear ciertas dudas, no sobre el delito en sí, sino sobre su alcance real. Arnold era un pedófilo. Eso parece probado, pero ¿hubo realmente violaciones masivas? Parece que no, que la policía de algún modo ‘infló’y manipuló a los testigos y presuntas víctimas y orilló sistemáticamente a todos y cada uno de los alumnos de Arnold Friedman para que declararan abusos sexuales. De modo que la histeria fue tomando cuerpo, exactamente igual que en la obra de Arthur Miller, Las brujas de Salem: por contagio. Y lo que comenzó siendo un delito menor por leer pornografía infantil, terminó siendo una condena con cientos y cientos de cargos por violación y abuso sexual a menores. De Dr. Jekyll a Mr. Hyde. De padre, marido y miembro ejemplar de una comunidad respetable a monstruo y violador de menores. Finalmente, Friedman acabará suicidándose en la cárcel.

Más todavía, a Arnold Friedman se le hizo creer  que si aceptaba los cargos y se declaraba culpable beneficiaría a su hijo en su juicio paralelo. Esto no fue así, de modo que el hijo también fue acusado, tras la declaración de su padre, con cientos de cargos del mismo jaez, por lo que al final terminó declarando que había sido violado por su propio padre y se había visto envuelto en las violaciones  coaccionado por él. A pesar de ello, la juez le condenó a la pena máxima para un joven de 19 años: 18 años de cárcel.
De modo que además del destrozo familiar que vemos literalmente grabado por la cámara que el hijo mayor, Danny, utilizó para filmar las discusiones, los odios y los reproches que surgen después del juicio, vemos también en este documental la acción destructiva de la ley que, para probar sus tesis, corrompe a los personajes de este drama hasta hacerlos perder la noción de verdad y mentira, de tal modo que no creo que ellos supieran, al final de todo, si eran culpables o no lo eran, si había habido o no violaciones, si Arnold había violado realmente a su hijo o si éste había sido cómplice del padre. Para no hablar de los testigos y presuntas víctimas, a las cuales se intenta por todos los medios convencer de que esto ha sucedido, incluso a través de sesiones de hipnosis (cuando no recordaban ningún abuso). De todos es sabido que a través de tales sesiones se pueden ‘implantar’ en los individuos recuerdos ‘falsos’.
 

Por todo lo cual, Capturing the Friedmans (en una doble acepción intraducible: captando a los Friedman con las cámaras de video (del padre de Arnold, del propio Arnold, del hijo de Arnold y de Jarecki) y capturándolos -la Justicia-, es un trabajo profundamente inquietante que nos permite deducir los mecanismos del poder represivo (igual da la Inquisición, o cualquier régimen policial a lo largo de la historia), además de que, indudablemente, la primera conclusión es que no conocemos ni siquiera a nuestros más íntimos familiares. La frase de la madre: Cuando detuvieron a Arnold yo ni siquiera sabía que existiera la pornografía infantil es desarmante, después de 33 años de ‘feliz y pacífico’ matrimonio.

Capturing The Friedmans de Andrew Jarecki, Producción, Andrew Jarecki y Marc Smerling, Montaje de Richard Hankin, Fotografía de Adolfo Loring, Música de Andrea Morricone, HBO, 2003, 108\\'. Nominada a los Óscar 2004 como Mejor Documental, Gran Premio del Jurado del Festival de Sundance 2003.

La quadratura del cercle (Documental)

La quadratura del cercle (Documental)

Mostra Internacional de films de dones
SECCIONS
FEMINISMES
La quadratura del cercle
Diumenge dia 12, 20,15 h - Sala B
Dijous dia 16, 18 h - Sala B

2005, Espanya
47 minuts

Combinant imatges d’arxiu i entrevistes, el film és una crònica dels esdeveniments més significatius de les lluites feministes dels anys 70 a Tarragona, i per extensió a Catalunya. A partir de la intersecció dels materials de l’època i del testimoni directe i actual d’algunes de les protagonistes, membres i fundadores del Bloc Feminista de Tarragona, que expliquen i valoren les seves experiències durant aquests anys contrastant-les amb el present, es rescata un fragment de la història del feminisme del nostre país. De forma amena i gens tòpica, aquest documental, fet per un col·lectiu de dones joves, permet comunicar a les noves generacions la potència dels continguts del feminisme emergent i el seu poder de transformació social.

Les filles de Lilith
La col·laboració entre Sara Alcina, Ariadna Costa, Caterina Mas, Anna Mercadé i Joana Zapata comença amb La quadratura del cercle, que constitueix la seva primera incursió en el camp del cinema documental. Les cinc realitzadores catalanes són estudiants de la Universitat Rovira i Virgili de Tarragona, on actualment finalitzen els seus estudis de Filologia i Comunicació.