Perfumes
Se acerca la Navidad y el peligro de que él vuelva a regalarme un perfume. Como es natural, ayer hizo prospecciones de terreno. Un poco a salto de mata, me defendí como pude, haciendo un breve (y sin embargo) exhaustivo recuento: Un Agua de Rosas, de Adolfo Domínguez, para los días luminosos y cálidos, Un Chic de Carolina Herrera para los días alegres y confiados, otro de Carolina (el CH, para cuando florecen las orquídeas en la ventana del sur), un Número 5 de Chanel, para cuando quiero parecerme siquiera sea lejanamente, a mi mamá y quiero oler como ella olía, Un Panthère de Cartier, indispensable cuando mis excesos pasionales se me imponen. Un Eau d'Orange Verte de Hèrmes que me da unos ánimos algo oscuros y batalladores cuando la noche se presenta tormentosa (es una colonia masculina).
Es obvio que a él le gustaría regalarme un Anaïs, Anaïs, pero sencillamente, no va con mi carácter.
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