Impasse
Ha habido un silencio. La verdad, no creí que fuese percibido. No porque no crea en esos lectores amigos que vienen aquí por afecto platónico, sino porque en términos generales, el número de lectores no varía. Se mantiene estable, escriba o no escriba. Misterios de la red.
Soy una persona con ciclos, y suelo dejar abandonadas las cosas, las actividades y las gentes. No existe una razón: es una limitación debida probablemente a que mi apatía es superior a cualquier otra carácterística de mi personalidad. Esa apatía no tiene que ver con el pesimismo. No soy Antonio Azorín. Si me pongo a analizar este silencio es porque los amigos me han hecho reflexionar. Hay veces que no tengo nada que decir. Nada. Y entonces, no me siento con ganas de poblar con palabras los vacíos. Wittgenstein escribió: Si no tienes nada que decir, cállate. Me ha parecido siempre una sentencia a tomar en cuenta. Hablar por hablar, escribir por escribir, aunque haya una costumbre: no.
Aunque lo que diga, cuando hablo, sea superficial o prescindible, lo digo porque siento una necesidad de decirlo, porque creo que hay algo dentro: algo, aunque sea pequeño ínfimo incluso. Pero si no siento esa necesidad, o si no tengo nada que decir ¿para qué? Sin embargo, hay cosas. Cosas que quiero decir todavía. Sobre otros, sobre mí. Hay un espacio en el que sé positivamente que estoy. De algún modo.Y quizá este pequeño texto sea mi escalera. Mi modo de subir hasta la superficie otra vez. El lugar del silencio es acuático. Y hay que salir de ahí, subiendo.
El silencio es un tema que no me abandona nunca. Pasé mi infancia callándome. Llenándome de palabras no dichas. Pasé mi infancia leyendo y viendo películas de Hollywood. Ese lugar del silencio me conforta. Pero no indefinidamente. En estas semanas, no he hecho nada productivo en el sentido de creativo. Sólo he trabajado, he hablado con los demás, he vivido. He pensado mucho, pero no he escrito, no he ido al cine, no he leído, no he pintado. Dejé que la apatía llenara mi tiempo. No hacer nada contra la apatía es una forma cómoda de vivir. Abandonarse al propio defecto sin cuestionarlo. Nadie conoce mejor que yo esa parte mía en la que no soy nadie.
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