El siglo de oro del teatro francés. Teatro de palacio y teatro burgués
Como es obvio, en Francia, como en toda Europa, también hay teatro callejero.
Sin embargo, predominarán el teatro de palacio y el teatro burgués.
El teatro palaciego
Durante el reinado de Luis XII, pero, sobre todo, durante el larguísimo de Luis XIV (El Rey Sol), la magnificencia de las representaciones teatrales (incluidas las de danza y teatro musical) fueron in crescendo.
Su edad de Oro se sitúa especialmente entre los años 1660 y 1690. Bajo la influencia de la grandeza clásica de Grecia y Roma, los autores y pensadores franceses, los artistas, los músicos, los escenógrafos, los maquinistas de afanan por mostrar al mundo el poder y la gloria de Francia a través del arte en todas sus manifestaciones.
El rey, que había sido cuestionado gravemente por las Frondas, atrae a sus palacios a todos aquellos nobles levantiscos para vigilarlos, para ofrecerles placeres que duran días y noches, para que a través de su cercanía, de su participación en las funciones reales puedan lucrar con el poder o con el favor obtenido… El teatro se convierte en un escaparate en el que los demás nobles pueden ver hasta dónde llega el poder de tal o cual conde o duque, de cuánto puede valer estar a bien cn ellos, de cuánto, sí, de cuánto. Todo es cuestión de dinero y de poder. Pero, por encima de todo, es un escaparate del poder del Rey.
La tragedia y la comedia se escenifican en nobles versos largos, no hay combates en escena. Todo en ella es armonía, risas: nada de violencia, sobre todo. Hay unidad de acción, no hay subtramas, como en las obras españolas o inglesas. Unidad de tiempo y unidad de lugar (todo debe pasar en un día y en un lugar). El Palacio en suntuosas salas o en teatro específicamente construidos para ello, alojan esas obras.
A menudo, los propios nobles actúan o danzan. Es un reflejo de su situación privilegiada. Otras veces, son las compañías de actores del rey o de los nobles quienes ponen en escena las obras.
No importa la hora: los palacios tienen luz artificial: cientos, miles de velas iluminan las escenas. Los más grandes pintores, escenógrafos, dibujantes, músicos, son llamados a Francia para que con su arte dignifiquen el teatro y a sus patronos o mecenas.
El vestuario es suntuoso.
Se utilizan los fuegos de artificio, aun dentro de las salas. Las poleas y las maquinarias (Luis XIV hará construir para este efecto su salón de las máquinas en las Tullerías). Se iluminan también los jardines de Versalles, se llevan a cabo obras al aire libre, fantasías sobre las aguas de los canales creados por Le Nôtre para crear en el palacio del rey la ilusión de una Isla Encantada.
El espectáculo es maravilloso y ha de ser inigualable. El XVII es el siglo de Francia, que se convierte en el país más poderoso e influyente de Europa. Su teatro, su música, su danza deben ser para todos un ejemplo y una advertencia. Corneille y Racine brillan en la tragedia, Molière es el rey de la comedia y de la farsa. Incorpora a su teatro la belleza y la gracia de la Commedia dell’Arte italiana.
Se mete con los enemigos del rey (seguidores de la reina Ana de Austria, madre de Luis XIV, que son los puritanos, los piadosos hipócritas). El rey le protege.
Molière, además, en el teatro del Hotel de Bourgogne o en el Palais Royale, hace teatro burgués. Corneille y Racine, en el teatro del Marais; pero hay o ha habido otros teatros.
Se trata de salas cerradas, con candelabros gigantes que iluminan la escena. Hay palcos, la parte baja está separada del escenario por un pequeño foso donde se coloca la orquesta. Hay varios telones con escenas dibujadas que crean una ilusión de profundidad, de bosque o de biblioteca…
Su público es el público burgués en alza, los soldados del rey, los mosqueteros. Los artesanos…las cortesanas, pero también los nobles, que acuden aquí a ver alguna obra no autorizada para palacio.
En 1680, el Rey crea la famosa Comedia Francesa, institución impar en el mundo de ese siglo.
En España también hay teatro de Palacio. Lo hay en el Palacio del Buen Retiro en España, en el que brillan Calderón de la Barca y el escenógrafo italiano Cosme Lotti.
Los fotogramas pertenecen a la película de Gerárd Corbiau, El rey danza (La pasión del rey), reseñada aquí en el blog.
7 comentarios
Gabriela Zayas De Lille -
María Estela -
Atte.:MESLY
Gabriela -
Hay mucha bibliografía. Alguno de esos libros sobre Versalles está reseñado aquí en el blog. Un gran abrazo.
Ferre -
Gracias de nuevo,
Ferre
fgiucich -
Gabriela -
Ferre -
¿Sabes si hay algún otro film que esté centrado en el teatro o en la música (incluyo ópera y ballet), en vez de en la cocina? Por alguna de las imágenes de tu post, creo adivinar que sí. En este caso, ¿cuáles son los títulos? (A ver si hay suerte y las tienen en mi videoclub)
Saludos,
Ferre