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Una encuesta importante

Una encuesta importante

Matrimonio Arnolfini de Jan Van Eyck (?) Nooo, es la versión de este cuadro de Benjamín Domínguez, pintor mexicano.

Hoy tengo ganas de que escribáis vosotros y de haceros una encuesta que espero respondáis tanto los habituales como los lectores "silenciosos":

¿Dónde, cómo y cuándo conocisteis a la persona amada?

Gracias anticipadas por vuestras respuestas. Espero que escribáis con ganas y sin reservas.

9 comentarios

Gabriela -

Has dado el toque internáutico a esta encuesta y está muy bien. Gracias por tu aportación, querida indianguman ¡y por muchos años! Besos.

Indianguman -

Pues a mucha honra nos conocimos hace un anio... por internet! Cansada del frío y la soledad, puse un aviso en una página de "solteros buscan", a ver cómo me iba con los finlandeses. y me fue bien, me encontraron tan linda y tan morena y recibí varias respuestas. Después siguió un proceso burocrático medio engorroso, de juntarse a tomar café con los que habían pasado por la preselección (en base a mails y foto). Ha sido mi primera y última incursión en tales afanes virtuales, y pues cada candidato me parecía peor que el otro y ya casi me daba por vencida, hasta que me llega esta foto de un príncipe del que me enamoré a primera vista. Después las cosas se han dado fáciles y en enero me lo llevo a Chile a conocer a mi familia.

Eso sería!

Un gran beso y espero estés recuperada de tu gripe.

Gabriela -

Vaya, pues parece que esa situación (estar fuera de tu país y escuchar la lengua propia) da para mucho...Gracias por tu colaboración, Lino y por tu visita, claro.

Lino Evgueni -

En un camión (autobús) en Vancouver. Ella me escuchó hablando español con unas amigas y nos preguntó de dónde éramos. Eso fue en agosto de 2003. Dos años y muchas aventuras después, nos casamos.

Gabriela -

¡Querida Diana! Yo también he sido tu lectora silenciosa (y no tan silenciosa la de él). Estoy de acuerdo, sin conocerlos, en que son ustedes las dos famosas mitades platónicas. Un beso y ¡muchas gracias por tu lindísimo relato! P.D. Ya pude arreglar el pequeño percance del \\\'error\\\', que sucede porque estoy estrenando el nuevo formato de mi blog y hay algunos problemillas, pero ya ves que ha quedado finalmente muy bien: mis disculpas y otro beso.

Diana Carolina -

Lo conocí en el colegio, él estaba un grado arriba y sólo nos veíamos en los recesos. Me encantaba entonces poder hablar con él de tantos temas que me apasionaban y que sin embargo muchos creían aburridos, esos que involucran al alma y el pensamiento; insisto, cosas aburridas para los adolescentes de aquel tiempo.

Desde entonces me parecía diferente, nos hicimos muy amigos; yo le hablaba por teléfono todos los días y durábamos horas platicando, retroalimentándonos. Un día, un tanto sin esperarlo, él me declaró su amor y ante el deseo se me nubló el pensamiento y tontamente me negué; tal vez fue miedo, no lo supe.

Pasaron 10 años y por obra del destino nos volvimos a encontrar. Después de haber vivido lo que vivimos, haber compartido el café y algunos conciertos... decidimos ya no separarnos y comprobamos que desde entonces hemos sido el uno para el otro. Somos sujeto y contra-sujeto de una increíble fuga, como las de Bach...

En quince días cumplimos nuestro primer aniversario, aunque nuestras almas se conocen de más tiempo atrás, y hoy por hoy, siento y sé que él es el amor de mi vida y a quién quiero dar todo de mí hasta que la vida me alcance, y más...

Gracias por darnos un espacio para recordar y robarnos una sonrisa, Gabriela, soy una de esas lectoras silenciosas y me ha puesto feliz compartir la historia de cómo conocí a mi amado Antonio.

=)

Gabriela -

Loriana, gracias por explayarte, como pedía. Tu historia me parece sacada de un libro de la biblioteca de los ángeles de la guarda de Wenders. Y me recordó ésta otra: Yo tuve un amigo (digo tuve porque hace años que se fue a México con su familia) también alemán, que hablaba con acento mexicano en español y en su propia lengua. Él conoció a su esposa (Margarita) en un autobús en Brighton, donde los dos estudiaban inglés. Ella le sonrió, él se enamoró de su sonrisa instantáneamente. Ella no se bajó en la parada correspondiente, esperando que él le dijera algo. Se hablaron y salieron, y cuando ella se regresó a México, estuvieron seis meses escribiéndose cartitas, hasta que él fue allá. Al cabo de un tiempo se casaron y vivieron en Alemania, y después en España, donde los conocí, para terminar yéndose a México con sus dos lindos hijos.
Son historias curiosas que hablan del caprichoso funcionamiento del azar.

Emejota, qué cerca está tu descripción de \\\'La vita nova\\\' de Dante: amar por la mirada, o de la Rima XVII de Bécquer: \\\"Hoy la tierra y los cielos me sonríen/hoy llega al fondo de mi alma el sol,/hoy la he visto... la he visto y me ha mirado.../¡Hoy creo en Dios!\\\" Gracias y besos, besos y gracias, emejota.

emejota -

A través de la ventana, hace mucho tiempo. Me cité con ella cuatro veces al día durante varios años, al menos así consideraba yo mis ansiados encuentros cada vez que la veía pasar yendo y regresando del trabajo. Nunca nos llegamos a cruzar una
palabra, por cierto.

Abrazos.

Loriana -

Pues yo lo conocí en la misma ciudad que resguarda al retrato de los Arnolfini: en Londres. Lo conocí un sábado cuando tenía ya la piyama puesta, sin ningún ánimo de bajar al bar del sótano. En eso me tocó la puerta una vecina coreana, que no fuera abuela, que me bajara a echar unas 'pints' con ella y una amiguita taiwanesa. Pues vale, ya qué. Nótese el estado deprimente en el que bajé: sin maquillar, con el primer trapo que agarré para ponerme, en fin. Cuando nos acercamos a la barra escuché a un par de chicos hablar en español. Tenía una semana apenas en mi nueva ciudad por adopción y me encantaba la idea de escuchar el idioma. Así que vencí la timidez habitual y me acerqué con Guiness en mano: "¿hablan español?" (pero qué pregunta más imbécil: ¿es que no los estabas escuchando, ay, ay?). Uno de ellos me dijo que era peruano. Y el otro, de lo más chulo, me dice: yo, yo soy alemán. Y le digo: "yaaaaaaaaa, claro. No, ya en serio, dime, de dónde eres". Que sí, que soy alemán. Y sí que era alemán. Un alemán con acento peruano, ni un rastro ni sospecha de alemán cuando habla el idioma, un talento excepcional, vamos. Ahora el alemán habla con acento mexicano y ya han pasado más de cinco años de eso. Por cierto, me olvidé de la coreana y la taiwanesa, pero ha merecido la pena el olvido, :).

Por cierto, una maravilla el cuadro del matrimonio Arnolfini en vivo. Recuerdo haber pasado minutos interminables apreciando el reflejo, la perspectiva y la luz de ese cuadro. Y la tranquilidad de la mano de la dama, acariciando al niño que está por venir. En la National Gallery recuerdo también haber visto una exposición hermosa de Vermeer, con su lechera hermosa en una tarde de intensa lluvia. Momentos de luz me ha aportado ese momento y esa ciudad, cómo no.

Mil besos, Gabriela.