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Elegir un libro

Elegir un libro Por Gabriela Zayas

Hace unos días, mi compañero de departamento, Gonzalo Tomás, hombre culto y muy discreto, me sugiró como quinta lectura del Bachillerato “La sombra del ciprés es alargada” de Miguel Delibes. Debió quedar atónito cuando e dije que no lo había leído y que es más, no sabía que era de Delibes.
Hace tiempo que asumí que a veces mis ignorancias son oceánicas. Es inevitable. Asumirlo es contrario a la costumbre. Pero yo no tengo complejos.
Lo que pasó me hizo pensar en que llega cierto punto en mi vida en que ya no me interesa tanto abarcar. Hubo una época enciclopédica, por así decirlo, en que intentaba leerlo todo. Pero la novela española de la posguerra nunca me ha atraído demasiado, ésa es la verdad. Mi exuberancia barroca, supongo. De hecho, de los españoles del XX prefiero a Unamuno, a pesar de su desnudez estilística, porque me sugiere mucho, pero no he leído toda su obra, auque lo he frecuentado bastante en varias etapas de mi vida sin que nunca consiga decepcionarme. De los posteriores, Delibes, Cela… prefiero a Torrente Ballester. Pero no soy entusiasta.
Siendo profe de Literatura española, esto puede resultar chocante. Pero nunca me he creído mucho lo de la partición y clasificación por naciones o lenguas. En el arte no hay fronteras. No veo por qué, existiendo un Paul Auster, tengamos que poner a leer a los niños a Delibes. Por supuesto, esto no se lo dije a mi docto compañero de departamento: no hubiera sido procedente.
De la literatura española, yo me quedo con el señor Garcilaso, con Aldana, con Herrera, con San Juan de la Cruz, con los sonetos filosóficos de Quevedo, con Sor Juana, pero en el XVII me quedo con Shakespeare a pesar de Lope o Calderón. Me quedo en el XVIII con Goethe, Swift, Defoe, Sterne; en el XIX con Poe, con Barrett-Browning, con Mary Shelley, con el propio Shelley, con Walter Scott, con las Brönte, con Dumas, con Flaubert, con Turgueniev, con Tolstoi, con Dostoievski, el gran Balzac. Y renuncio perfectamente a Larra, al duque de Rivas o a Enrique Gil y Carrasco ¡Dónde va a parar! Galdós es bueno, pero su lenguaje se ha quedado tan anticuado, que creo que solamente aguanta un poco. “La Regenta” de Clarín me sigue gustando, e incluso he pensado que sería bonito escribir algo sobre esas tres mujeres: Anita Ozores, Emma Bovary, Ana Karenina; puede que “Los pazos de Ulloa” de la condesa Pardo Bazán sobreviva en mis elecciones por su atrevido argumento, su crudeza y su descripción del mundo caciquil.
En la poesía, prefiero a Mallamé, a Nerval, a Baudelaire. No porque desprecie a Bécquer… bueno, de acuerdo, me quedo con Bécquer… aunque esté desplazado varias décadas atrás en tantas cosas…
En el XX…ya dije: Unamuno. Y luego salto hasta Cortázar, mi amado Cortázar. Sabato, Borges, Carpentier, Posse, La tregua de Benedetti y no su poesía, ¡ojo! Su poesía me tortura y me hace huir. Pero Steinbeck, Dos Passos, Faulkner, especialmente Las palmeras salvajes…oh, eso es delicia pura ¿Rulfo? Bueno, mejor el Fuentes de Cambio de piel, o el de Aura. García Márquez, Vargas Llosa en algunas obras, nada que ver con lo de España… no. En su tiempo, leí con gusto a Marsé, a Goytisolo…pero creo que ahora son muy difíciles de sobrellevar esas obras. Prefiero la lisa y pura prosa de Auster, para mí el autor más importante del XX. Fascinante.
También Bernhard, con ese discurso peculiar, obsesivo, paradójicamente silencioso es otro de mis elegidos, su hostilidad lúcida: una lección contemporánea. Kafka, especialmente El Castillo. Los relatos de Joyce, o su Retrato del artista adolescente.. Malraux, Gide… ah. Maravilloso. Cuento también a Foucault, maravilloso prosista. Y Samuel Beckett…oooooh, pura palabra dicha…pura dicha…
En fin, mi cultura literaria es ecléctica, como yo.
Elijo y no me intereso por lo que sé que no me interesa.
Ay, tendré que leer estas vacaciones La sombra del ciprés es alargada…
Ya os contaré.

4 comentarios

Gabriela -

¡Querido Suso!

Gabriela -

Para el Enigma:
AHora estoy leyendo a Tomás de Inglaterra. Sigo resistiéndome al pobre Miguel Delibes de quien. olvidé comentarlo, he leído sus "Cinco horas", "El camino", "Los santos...","El hereje" y "Mi idolatrado hijo Sisí"

Italo -

Siempre dije que me servías para saber lo que debo ssaber.

El Enigma -

... asi se habla, no porque leamos, tenemos que haber leido ya todo en el mundo.

Saludos

El Enigma
Nox atra cava circumvolat umbra

Pd Cual gritan estos malditos pero mal rayo me parta si concluyendo esta carta no pagan caro sus gritos.