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Un soneto amoroso de Elizabeth Barrett Browning

Un soneto amoroso de Elizabeth Barrett Browning De niña, leí un artículo sobre Elizabeth Barrett-Browning, cima de la poesía victoriana inglesa. En él, leí por primera vez este soneto, uno de los más bellos de la literatura amorosa de todos los tiempos. Me lo aprendí y todavía, a veces, me gusta recordarlo.
Víctima de un padre tiránico, respaldado por la represiva sociedad victoriana, Elizabeth se convirtió en una inválida que vivía encerrada en su aposento. Su actividad única era la escritura. Publicó varios libros en verso, como "Aurora Leigh" y era muy reconocida como escritora. A los 40 años -edad para la época ya avanzada-, conoció a otro poeta importante: Robert Browning, diez años más joven. El suyo fue un "amor fou" que dio alas a una relación epistolar ardiente y apasionada, insólita para la época: las cartas se cruzaban entre ambos varias veces por día. Finalmente, se llevó a cabo la fuga, pues el padre jamás habría aceptado el matrimonio de su hija mayor. Con su cocker-spaniel "Flush", la Barrett abandonó Londres primero, e Inglaterra después, rumbo a la soleada Florencia. Rehabilitada de su invalidez por una vida normal y un amor muy grande, tuvo tiempo para vivir junto a su amado Robert durante 10 años y le dio un hijo. Sus "Sonetos del portugués" están considerados los más bellos de la lengua inglesa después o al lado de los de William Shakespeare. Virginia Woolf recreó esta historia ultra-romántica en su novelita "Flush", narrada desde la perspectiva del más fiel amigo de la autora inglesa: su perrito. Se trata de una novela sin pretensiones, pero muy grata de leer. En Florencia visité la casa donde vivieron los poetas ingleses: fue un placer emocionante.

"Sonnets from the Portuguese"
XLIII. "How do I love thee? Let me count the ways..."
Elizabeth Barrett Browning (1806-1861)

How do I love thee? Let me count the ways.
I love thee to the depth and breadth and height
My soul can reach, when feeling out of sight
For the ends of Being and ideal Grace.
I love thee to the level of everyday's
Most quiet need, by sun and candle-light.
I love thee freely, as men strive for Right;
I love thee purely, as they turn from Praise.
I love thee with a passion put to use
In my old griefs, and with my childhood's faith.
I love thee with a love I seemed to lose
With my lost saints, --- I love thee with the breath,
Smiles, tears, of all my life! --- and, if God choose,
I shall but love thee better after death.

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