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Asaltar los cielos, un documental sobre el asesinato de Trotsky

Asaltar los cielos, un documental sobre el asesinato de Trotsky

El recuerdo de este documental surgió de uno de los sugerentes artículos que Gregorio Luri publica en El café de Ocata.
Asaltar los cielos fue uno de los primeros documentales que atrajo una gran cantidad de público al cine. El tema no podía ser más atractivo: el asesinato de Trotsky y el enigma de su autor, Ramon Mercader del Río, alias Jacques Mornard, alias Frank Jackson, que ocultó siempre su verdadero nombre y nunca confesó. La identidad de Mercader fue descubierta en 1953. Mercader fue condenado a 20 años de cárcel y salió de la Penitenciaría de Lecumberri en 1960. De ahí pasó a Cuba, a la URSS, a Checoslovaquia y finalmente a La Habana, donde murió en 1978.
Asaltar los cielos es una obra estructurada en cuatro partes, que entrelaza los documentos de época con las entrevistas, y que teje así los mimbres de la colosal conspiración. Stalin no estaba dispuesto a dejar vivo a Trotsky y nada lo detendría. El aparato estalinista puso en marcha varias tentativas. Una tuvo éxito, la más simple de todas: la del infiltrado.
En la primera parte del documental, se traza la trayectoria de la madre de Mercader, Caridad del Río, una figura central para el estudio del caso Mercader. Fanática conversa (sus orígenes burgueses marcan la violencia de su posterior adhesión al totalitarismo estalinista), es la que empujará a Ramon hacia su crimen. Ulteriores investigaciones mostraron la obediencia ciega del hijo a las expectativas de la madre, e incluso Alfonso Quiroz Cuarón, autor de un estudio sobre la personalidad y el crimen de Mercader, habla de un complejo de Edipo bien arraigado. La actividad política y el lado oscuro que deja entrever la implicación de Caridad en la KGB desvelan en parte las razones que llevan a Mercader hasta México.
En la segunda, se hace una larga digresión sobre el tema de los niños de la guerra que se fueron a Rusia, para mi gusto, excesiva. En mi opinión, esta digresión sólo tendría una justificación y es la relación que Ramón podría haber llegado a tener con algunos de estos “niños” a su llegada a la URSS, pero pienso que la historia de esto niños exiliados (también los hubo en México, en donde para siempre se les llamó Los niños de Morelia, pues a Morelia, Michoacán fueron a parar), conformaría una historia que por sí sola merece un documental, que en 2001 fue filmado, en efecto, por Jaime Camino. En el contexto del tema principal de Asaltar los cielos, no veo justificada esta larga secuencia en la que los niños, ya viejos, cuentan su dramática odisea, sobre todo porque no parece claro que ninguno de ellos mantuviera una relación estrecha con Ramon Mercader durante su estancia en la URSS. Más se hubiera agradecido una incursión en las razones de Stalin y de la KGB para planificar el crimen: el trasfondo político, la creación de la Cuarta Internacional por parte de Trotsky, la difusión de sus teorías sobre la Revolución permanente, internacionalista, su creciente proyección en USA y América Latina, especialmente, y por supuesto, un análisis de la política de Stalin y sus terribles represiones, purgas, y atentados.
La tercera parte de Asaltar los cielos narra el periplo seudo-amoroso que llevó a Mercader desde París hasta el estudio de Trotsky en su casa de la calle de Viena, en Coyoacán: la seducción de Sylvia Ageloff, secretaria de Trotsky, en la Ciudad Luz, la extrañeza que esta relación llegó a causar en la propia Sylvia y en las personas de su entorno, la etapa en Nueva York en la que Mercader aparece ya con otro nombre (Frank Jackson), y la paulatina inserción de Jackson en el entorno de Trotsky, ya en México. Mercader se mostró apolítico, y llevó de excursión varias veces al nieto de Trotsky, Esteban Volcoff, en compañía de Natalia, de Sylvia y de los guardaespaldas, ganándose así una cierta confianza en el ámbito familiar. Tras el fracaso de la chapucera tentativa de asesinato que organizó David Alfaro Siqueiros, Mercader supo que le tocaba a él.
El momento del asesinato, tantas veces analizado, no pierde un ápice de horror. Uno de los antiguos guardaespaldas de Trotsky narra, vívidamente, la secuencia del crimen. El engañoso pretexto de Mercader (que Trotsky le corrigiera un artículo periodístico), Trostsky, sentado, Mercader a pocos centímetros, de pie, detrás, el golpe del piolet en el cráneo de Trotsky, el grito espantoso, la reacción de este hombre, pequeño de estatura y de 61 años, que muerde la mano de Mercader, que grita hasta alertar a su guardia. Los tres centímetros y medio de piolet que penetran en el cráneo. Y Mercader golpeado, y Trotsky ordenando que no se le mate, para que hable. Luego, la agonía del revolucionario, en el hospital. La muerte. La condena de Mercader a 20 años, su silencio. Su matrimonio. Su negocio en la cárcel, su discreción y su fama.
En la cuarta y última parte, Asaltar los cielos muestra la vida que siguió Mercader tras su liberación, a partir de 1960 hasta su muerte. A pesar de que fue condecorado con la Medalla de Héroe de la URSS, nadie nunca pensó que Mercader fuese un héroe. Un hombre que mata de ese modo, a traición, a un viejo revolucionario, con un piolet. Nunca fue apreciado. En su tumba no apareció su verdadero nombre hasta mucho después, pues fue enterrado como Ramón López. Quizá el propio Mercader, que al parecer sintió algunas veces el peso de su crimen y que según dicen, se sentía perseguido por el agudo grito de su víctima, hubiera preferido ese falso nombre, de Ramón López, y ser olvidado. Pero no es así. Ramon Mercader del Río será recordado por la historia como el asesino de León Trotsky.

A pesar de que el documental tiene un inicio vacilante, a medida que se acerca al final va ganando interés, aunque quizá no concisión política, sino suspense…
De todos modos, es un documental que no hay que perderse.

(Como anécdota curiosa, os diré que la voz que canta El corrido de León Trotsky es la de mi sobrina, Marisa De Lille).


Asaltar los cielos, Directores y guionistas: José Luis López Linares y Javier Rioyo; Fotografía: José Luis López Linares; Música: Alberto Iglesias; Narradora: Charo López.


3 comentarios

fgiucich -

Una historia fascinante la de Trotsky y de su asesino. Siempre tuve la fantasía de conocer el lugar donde ocurrió el hecho. Gracias por este comentario tan interesante. Abrazos.

Gabriela -

Sí, probablemente Carlos Monsiváis podría contar esta historia, o Enrique Krauze. Por alguna razón, no lo han hecho. El problema, me imagino, consiste en que habría que conocer muy bien tres elementos (al menos): la política rusa de la época, la de México y el PC, y especialmente los entresijos de la KGB con relación a Trotsky. La historia de la tremenda destrucción de la familia de Trotsky, por sí sola, es una tragedia griega, en la que el personaje de Natalia no es de inferior entidad que el de una Antígona.
Abrazos.

Gregorio -

En primer lugar, gracias por tu amable referencia a El Café de Ocata.

Ya sabes que tuve una cierto trato con el hermano de Ramón, Luis Mercader, quien me aseguró que su madre fue amante de Beria, mano derecha de Stalin y jefe de la KGB. Además la implicación de Caridad en la KGB viene de lejos: parece que fue espía de esta organización en el seno del PSUC.

Sobre el "arrepentimiento" del asesino. No sé si existió tal cosa, pero según me confesó Luis, a veces, y con una frecuencia que fue aumentando con el tiempo, sentía el grito que lanzó Trotsky cuando le clavo el piolet y que lo atormentaba como s fuesen los gritos de las Erinias.

Toda esta historia tiene la densidad de una tragedia griega. El documental cumple, sin duda, su papel, pero la historia está esperando a un Sófocles que le haga justicia.