Robert Dudley, Earl (conde) de Leicester: Sweet Robin
Si la reina Elizabeth I de Inglaterra amó alguna vez a alguien que no fuera ella misma, fue a Robert Dudley, Earl (conde) Leicester a quien llamaba ‘Mi dulce Robin’ y ‘Mis ojos’.
Durante la etapa Tudor, tres generaciones de Dudley estuvieron muy cerca del trono, no siempre para bien.
Edmund Dudley, el abuelo de Robert, fue ministro de Finanzas de Enqrique VII, el primer Tudor (tras el trágico fin de Ricardo III, la guerra de las dos rosas terminó con el matrimonio de Enrique VII (un Lancaster) y Elizabeth de York). El padre de Robert John Dudley, caballero de la Jarretera, fue Consejero Privado de Edward Seymour en tiempos de Eduardo VI y fue nombrado por éste, primero Conde de Warwick y luego Duque de Northumberland. Tanto Seymour como Dudley terminaron sus días decapitados por traición.
Robert nació el 24 de junio de 1532, del matrimonio de John, conde de Warwick y duque de Northumberland, en esos días el hombre más poderoso de Inglaterra, y lady Jane Guildford. El matrimonio tuvo 13 hijos. Robert era el quinto vástago, pero sólo llegaron a vivir la gloria de Elizabeth, Ambrose, Mary y Catherine. Mary es quien ha pasado a la posteridad por haber sido la madre de gran poeta renacentista inglés (equivalente en importancia a Garcilaso), Sir Philip Sydney.
Robert Dudley creció en los alrededores de la ciudad de Londres y en su casa natal de Sussex. Su relación con la que después sería la reina Elizabeth data de su infancia: la conoció cuando ambos tenían 8 ó 9 años y compartían los estudios en el palacio real. Se hicieron muy amigos, esta amistad duraría toda su vida. Robert era tan inteligente como Elizabeth, aunque no le interesaban los clásicos, como a ella. Fue educado por John Dee, igual que todos sus hermanos. Y gustaba sobre todo de las matemáticas, la astronomía y el cálculo. Era un gran jinete (Elizabeth también era una amazona notable) y un atleta sobresaliente.
Ya desde entonces, según comentó él alguna vez, Elizabeth decía ‘que jamás contraería matrimonio’. La trágica muerte de su madre, Ana Bolena, probablemente la apartó para siempre del sacramento que tan caro le costó a su progenitora.
En junio de 1550, cuando tenía 18 años, Dudley casó con Amy Robsart, hija y heredera de un caballero de Suffolk que le aportó numerosas propiedades en Norfolk. Siendo el quinto hijo, un matrimonio con una heredera era algo muy deseable, puesto que él no iba a heredar títulos o propiedades de su padre. A su boda asistieron tanto Edward VI como la princesa Elizabeth. La propiedad de Norfolk también le llevó a la Cámara de los Comunes. Un año más tarde, pasó a la Cámara de los Lores, en donde intervino en varios asuntos referidos a otros nobles, a pesar de su juventud.
Cuando Robert cumpió 19 años, su padre le hizo entrar en el Consejo privado del joven rey Edward VI.
Poco antes de la muerte de Edward VI, a Dudley se le concedieron tierras en Northamptonshire y Leicestershire. Claramente, Northumberland esperaba que Robert levantase a sus vasallos en favor de la subida al trono de Jane Grey, que era su nuera, en contra de la legítima heredera del trono, Mary Tudor, conocida después como Bloody Mary, hija mayor de Enrique VIII, de su primer matrimonio con Catalina de Aragón.
En julio de 1553, el Consejo privado ordenó la aprehensión de John Dudley (Northumberland) y de sus seguidores y fue llevado a la Torre de Londres. En 1554 se declaró culpable de traición ante el jurado de la ciudad de Londres y fue sentenciado a muerte y ejecutado.
Robert fue hecho prisionero junto con su padre y sus hermanos en la Torre de Londres. A la sazón, ahí estaba presa también Elizabeth, manchada por sospechas de complicidad con la rebelión de Thomas Wyatt en contra (también) de su hermana Mary. La leyenda dice que fue ahí donde surgió el amor entre Robert y Elizabeth.
John Dudley, padre de Robert, fue ejecutado y también lo fue su hermano menor Guildford, casado con Jane Grey, quien también fue ajusticiada. Ambos jóvenes fueron víctimas e instrumentos de la ambición de Northumberland, el padre de Robin.
La reina Mary no quiso mancharse más de sangre, que adivinaba inocente, y habiendo desaparecido la amenaza principal a su trono en las figuras de Lady Jane Grey y de dos Dudleys, dejó en libertad al resto de los hermanos en octubre de 1555 y los perdonó poco después.
El hermano mayor de Robert, John, murió poco después. Los tres hermanos restantes, Ambrose, Robert y Henry pasaron a formar parte del séquito inglés del rey Felipe II, a la sazón en Inglaterra como marido (desgraciado) de Mary Tudor.
En 1557, los tres pasaron a luchar con las tropas de Felipe en San Quintín, obteniendo a cambio la devolución de sus propiedades familiares, que habían sido incautadas por la reina con el asunto de Lady Jane. En San Quintín murió Henry Dudley. Robert volvió a Inglaterra como mensajero de Felipe. Sus servicios fueron recompensados ampliamente, pues le fueron devueltos todos sus privilegios a él y a sus hermanos y hermanas en 1558.
Por esta época, parece que Robert tuvo que vender algunas propiedades para auxiliar a su amiga Elizabeth, que tenía dificultades económicas, pues su hermana Mary se sentía celosa de ella, y molesta por su obstinada lealtad a la fe protestante. Elizabeth nunca olvidó ese gesto de lealtad de Robert.
Poco después murió Mary y Elizabeth, en 1558, por fin accedió al trono de Inglaterra.
De inmediato, Dudley fue nombrado ‘Master of the Horse’, un cargo que le aseguraba pingües ingresos y presencia en la corte. Organizaba las apariciones públicas y las diversiones de la reina: él también amaba la música, los bailes, el teatro y la música. Todos comprendieron la preeminencia del favorito de Elizabeth. Situación que duró, con intermitencias, 30 años. Se rumoreaba que había intimidad entre ellos, pero nunca se supo el grado…Ella le permitía entrar en sus habitaciones a cualquier hora, pero vigilaba, porque no era una mujer imprudente.
Dudley era el hombre más odiado de Inglaterra. Era arrogante y poderoso, dispendioso y a menudo fanfarrón. Pero ella le adoraba y no podía pasar sin él. Por su parte, es evidente que él, más allá de su ambición – lógica- por hacerse con la mano de Elizabeth y el reino-, la quería sinceramente.
La muerte de Amy Robsart iba a ser el obstáculo mayor para su improbable matrimonio. La mujer de Dudley fue encontrada con el cuello roto al pie de la escalera de su casa de Oxfordshire, en un día en que los sirvientes no estaban. Dudley tampoco, pero aún así, se rumoreó que había sido un asesinato. Hubo una pesquisa y él resultó inocente, pero Elizabeth no podía ya casarse con él, de haberlo deseado (cosa que dudo). A no ser que hubiese aceptado pasar a la historia como posible cómplice de un asesinato. Probablemente fue una caída accidental, debido a una fractura espontánea de huesos, ya que Amy padecía un cáncer de pecho muy avanzado. En todo caso, él no salió indemne del suceso a pesar del veredicto de inocencia. Robert esperó inútilmente que Elizabeth aceptase casarse con él, hasta 1578, en que por fin, se casó secretamente con Lettyce Knollys, prima de Elizabeth y madre de Robert Deveraux.
Mientras tanto, Robert fue nombrado miembro del Consejo Privado de la reina en 1762, y recibió los títulos de barón de Denbigh y conde de Leicester. Tuvo un hijo con Lady Douglas Sheffield (ella alegó que habían contraído secreto matrimonio, pero no le fue reconocido, aunque sí el hijo, también llamado Robert, único descendiente varón de Dudley) . En 1578, Dudley casó secretamente como hemos dicho, con Lettyce, con quien tuvo dos hijos varones, ambos muertos: el primero poco después de nacido, el segundo, a los 4 años de edad. Su muerte causó a Dudley el más atroz de los sufrimientos: sabía que su descendencia y su nombre se perdían con él.
En 1585, la reina le nombró Comandante de su ejército en Flandes. La región se rebelaba contra España y los ingleses se aliaron con los holandeses. No tuvo mucho éxito y gastó enormes sumas de dinero. La ambición sin límites le llevó a actuar casi como un virrey y a crear una falsa corte, con Lettyce como ‘virreina’, lo que enojó especialmente a Elizabeth. En 1588, Robert acompañó a Elizabeth a Tilbury, ocasión que recogen todas las crónicas, cuando la Armada Invencible amenazaba las costas inglesas. Fue en esa ocasión memorable cuando estuvieron juntos por última vez.
Dudley padecía cáncer de estómago y ya estaba muy débil. De camino para tomar las aguas, murió en su casa de Oxfordshire en septiembre de 1588 y fue inhumado en la capilla de Beauchamp de la iglesia de Saint Mary, en Warwick.
Elizabeth siempre conservó sus cartas como si fueran un tesoro. Al saber que había muerto, se encerró en su habitación, presa del dolor y del pánico. Estuvo encerrada tres días. Le sobrevivió 15 años. El hijastro de Dudley, Robert Deveraux, Lord Essex, nunca fue tan amado, nunca mereció, como su padrastro, la confianza de Elizabeth.
He traducido y adaptado de aquí. Las imágenes proceden de la misma fuente.
3 comentarios
Gabriela -
Saludos cordiales.
Gerard Gausfain -
El nombramiento de Caballero de la Jarretera lo concede el Soberano,por lo tanto habría que cambiar la frase
Dudley fue nombrado miembro del Consejo Privado en 1562 y no en 1762
fgiucich -