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Paul Auster, A salto de mata (Crónica de un fracaso precoz)

Paul Auster, A salto de mata (Crónica de un fracaso precoz)

En 1997 Auster publicó esta obra autobiográfica, obra que se sustenta sobre la distancia que establece el sujeto hacia sí mismo o más bien, a lo que él mismo fue en su juventud, pero ya no es, o ya no es del mismo modo.

Auster cuenta su infancia y cómo le fue sobreviniendo la conciencia de ser distinto, distinto a esos padres que discutían eternamente sobre el dinero, distinto a ese país capitalista, imperialista, que se llama democrático cuando este concepto le es dudosamente aplicable. País que en realidad es una selva donde los vencedores se comen a los vencidos, a los fracasados: Como para demostrar la esencial falta de humanidad del mercado, casi todas sus metáforas están sacadas del mundo animal: mundo de lobos, de toros o de osos salvajes, competencia brutal, supervivencia del más fuerte. Frente a este mundo, Auster opta desde el principio por la huida o por la renuncia:

Yo me largué antes de entrar. Al principio de la adolescencia ya había decidido que el mundo de los negocios tendría que pasarse sin mí...Ardía en la fiebre de un idealismo recién encontrado, y la severidad de la perfección que buscaba me convertía en un pequeño puritano en prácticas.

Auster se distancia y nos cuenta cómo el divorcio de los padres le liberó en cierto modo, al dejarle sin casa, y cómo comenzó entonces su búsqueda del no lugar en el mundo que entonces buscaba, profundizando en su soledad al mismo tiempo que fraternalmente, lúcidamente, se mezcla con los otros en los mil y un trabajos que , como el propio nombre del libro indica, le mantuvieron a salto de mata hasta la treintena. Auster no abandona la casa paterna después del bachillerato: es la casa paterna la que se deshace, al divorciarse los padres y por tanto, él sólo tiene que permanecer fuera, no tiene que salir: ya no hay casa. Así, comienza su periplo en mil trabajos y mil nuevas amistades, las mil nuevas historias que le cuentan, ésas que no tienen fin, ésas que nos deleitan siempre que lo leemos:

Recuerdo claramente que no me atrevía a preguntarle lo que le había pasado, pero una noche me lo contó de todas formas, sintetizando lo que debía de ser una historia complicada en un relato breve y descarnado de los acontecimientos que le habían destrozado. En el espacio de dieciséis meses, me dijo, murieron todas las personas que habían significado algo para él. Hablaba en un tono filosófico, casi como refieriéndose a otra persona, y sin embargo había una resaca de amargura en su voz. Primero sus padres, me dijo, luego su mujer, y después sus dos hijos. Enfermedades, accidentes y entierros, y cuando todos hubieron desaparecido fue como si le hubieran desgarrado las entrañas. Es el personaje austeriano por excelencia, aquel que lo pierde todo, que naufraga completamente antes de renacer de sus cenizas, no se sabe si para volver a caer...Ese personaje no es inventado por Auster, es encontrado por él a través de su experiencia vital, de su vía dolorosa. Somos todos, siempre naufragando y siempre saliendo milagrosamente a flote, hasta que nos hundimos definitivamente hasta el mismo final, abierto, incluso, Abierto hasta cuando termina la historia, la novela o la vida.

Auster nos habla de sus ideales y de sus aspiraciones, pero no en un tono lírico, sino con naturalidad y sobriamente. Nos cuenta las historias de todos esos seres, marginados muchos (como él, aunque de distinto modo), que cruzaron su vida dejándole recuerdos imborrables.

Auster describe sus largas temporadas en las afueras de Nueva York, en el Norte, en el Sur de los Estados Unidos, en París, en Dublín, en México, sus trabajos editoriales, sus fracasos que no lo fueron, pues de un modo que él mismo no conoce, todo ello le fue dando lo que luego floreció: experiencia de vida.

La vida no está dentro, está fuera, es necesaria la contaminación, la vivencia, la convivencia, el sufrimiento, la soledad, el trabajo constante para ser, para crecer, para alcanzar aquello que deseamos. En el caso de Auster, el largo camino le dio siempre cosas ¿cuáles? A veces ni él mismo sabe cuáles. Pero sabe que las tiene, que las tuvo, que existieron, que existen:

Y después, durante años, cada vez que cerraba los ojos antes de dormirme, volvía a Dublín. Mientras me abandonaba la conciencia y me iba sumiendo en el sueño, allí me encontraba de nuevo, caminando por aquellas mismas calles. No me lo explico. Algo importante me ocurrió allí, pero nunca he logrado determinar exactamente lo que fue. Algo horrible, supongo, un encuentro fascinante con lo más hondo de mi ser, como si en la soledad de aquellos días hubiera atisbado en las tinieblas y me hubiese visto por primera vez.

Auster es un hombre que jamás mira por encima del hombro a nadie. Escucha, compadece o ama, observa, luego escribe, pero jamás está por encima de las criaturas (de sus criaturas), pues todos esos seres han cobrado vida en su vastísima obra, todos han permanecido en su memoria. Memoria que compartimos sus lectores. Y así, cobran vida de nuevo ante nosotros, en nosotros, Pat Gray, la enfermera irlandesa, Teddy el gracioso y su compinche el serio Casey, la reencarnación del caballero Christopher Smart, (Doc), o Joe Reilly, caído desde los altos rascacielos de los magnates de Nueva York  y convertido en un borrachín  que cuenta las limosnas de Auster (un dólar y quince céntimos) para no olvidar su deuda con el joven caritativo, o Madame X. Todos ellos pasan a formar parte de esa galería inacabable de seres austerianos memorables, inolvidables también para nosotros. 

Los trabajos y los días, la juventud de Auster hasta su matrimonio y posterior divorcio y la publicación de su primera novela, el petrolero en que se embarca como mozo de cubierta, luego como camarero; los cafés parisimos, los poemas, los artículos escritos por encargo, las traducciones, los resúmenes de guiones cinematográficos, las insólitas propuestas de trabajo...todo ese mundo vivido, transmitido. La vida, siempre mucho más presente que los libros que devoraba ávidamente, pero que son apenas rememorados, hasta llegar a 1981, año de su primera novela publicada, una novela alimenticia, escrita para ganar dinero, por encargo. La muerte del padre, el divorcio, el comienzo de otra nueva etapa, un nuevo matrimonio, una nueva novela, ésta sí salida de sí mismo, de su propio mundo interior. En medio, su literatura: puro Auster, Auster puro: Auster el grande ¡Qué gozada!

Paul Auster, A salto de mata (Crónica de un fracaso precoz), Compactos Anagrama, Barcelona, 2006 (Trad. de Benito Gómez Ibáñez).   


9 comentarios

Blogworkorange -

Me encantó Auster con su trilogía de New York y La Invención de la Soledad, no sé, los últimos libros no me parecen a su nivel, pareciera que hizo un contrato y debe entregar un libro cada cierto tiempo.

Gabriela -

Si, Magda, me acuerdo que lo citaste, junto con Ferre, más o menos en la misma época.
Un beso.

Magda -

Sobre este libro de Auster del que habla Ferre ya platicamos un dia en mi blog ¿recuerdas? Es un libro interesante, ojalá lo consigas, a mi me pareció excelente.

Gabriela -

Lo sé, Ferre, pero no lo he visto. Es un libro que llegará seguramente en verano. Un abrazo.

Magda, no le leído Brooklyn Follies, pero quiero dosificarme con Auster, con Bernhard lo hice y aún tengo pendientes muchas. La obra de ambos es tan vasta que a veces no se puede abarcar y hay tantos otros...Un beso, Magda.

Magda -

No conozco esta obra, Gabriela, no la he leido, pero Auster me gusta, aunque su última novela no me agradó.

Estaba leyendo hace unos días que ya está harto de vivir en USA, que quizá se vaya de ahi, y lo entiendo perfectamente...

Ferre -

Con Auster uno (yo) no sabe si está leyendo un relato de ficción, un recuerdo biográfico del autor o quizás de otra persona, o incluso un representación en palabras de un delirante sueño alucinatorio. La sensación que me produce es como ver nítidamente una imagen desenfocada del vacío (no tiene mucho sentido, pero...)

Por cierto, existe una versión de \"La Ciudad de Cristal\" adaptada al comic bastante interesante y que conserva lo (mucho) bueno de Auster (hace poco reeditada por Anagrama en su colección Panorama de Narrativas (casualmente la misma que publica habitualmente a Auster). Puedes ver algo en Indy Magazine:

1) Reportaje principal:http://www.indyworld.com/indy/spring_2004/kuhlman_poetics/index.html

2) Pequeña entrevista con Paul Karasik (guionista): http://www.indyworld.com/indy/spring_2004/karasik_interview/index.html

3) Pequeña entrevista con David Mazzucchelli (dibujante): http://www.indyworld.com/indy/spring_2004/mazzucchelli_interview/index.html

Gabriela -

Es bonito, pensar que es el cuento de nunca acabar... Abrazos a ambos.

fgiucich -

Leer a Paul Auster es una de las tantas asignaturas pendientes que me quedan. Abrazos.

El Enigma -

... no conosco dicha obra mas alla de lo trillado, pero parece interesante.

Saludos

El Enigma
Nox atra cava circumvolat umbra