Mis condiciones de trabajo y la supervivencia de la arañita que puebla mis canas
¡Volver a empezar! Me alegran muchas cosas. El reencuentro con ciertos compañeros míos, y sobre todo, el trabajo con mis alumnos. Pero ¡ay! en cuanto empiezo a trabajar, me siento oprimida por las condiciones desfavorables. Y como me he acostumbrado a contaros mis cosas, hoy me me vais a permitir que os explique las condiciones en que "trabajo". En realidad, mi trabajo está dividido en dos partes, el de dar clases en esas aulas frías en invierno (al menos en las primeras horas de la mañana, porque la calefacción es pésima y anticuada) y tórridas cuando empieza el calor (porque aire acondicionado no tenemos). La segunda parte de mi trabajo consiste en preparar clases y diseñar mis propuestas, corregir, buscar bibliografía, etc. A pesar de que tengo que permanecer en el Centro, según la ley ( yo me quedo en el Instituto muy obediente), ese trabajo no lo hago ahí, lo hago en casa. Y ahora os explicaré por qué.
Mucha gente no es consciente, cuando se habla de dar clases, del mucho tiempo que se requiere para prepararlas y para corregir. El problema es ¿Dónde y en qué condiciones se hace ese trabajo?
Cuando estuve estudiando en Wisconsin, cada uno de mis profesores de High School tenía un despacho y, al lado, un aula. Los alumnos se desplazaban para ir de una clase a otra, mientras que aquí somos los profesores los que nos desplazamos y a veces también ellos, "en busca del aula perdida". En USA mis profesores tenían en su despacho todos sus libros, su máquina de escribir (aún estaban comenzando los ordenadores), y su cafetera. Su teléfono, sus fotos familiares. Eso es ideal. No soy una defensora de la educación en USA. La encuentro mucho peor que la nuestra, pero esas condiciones de trabajo, para un profesor, son óptimas. Otra cosa es que un alumno pueda salir con un graduado de su Bachillerato habiendo aprobado materias como "Economía doméstica" "Patinaje en hielo" y "Pastelería II" y apenas sepa leer y escribir, pero aquí no voy a ocuparme de los programas.
En México, país que todo mundo considera tercermundista, mis profesores tenían departamentos, como nosotros, con sus mesas de trabajo, sus máquinas de escribir, sus teléfonos y sus salas de profesores. Pero no estaban obligados a trabajar en el Centro, de modo que los departamentos no eran propiamente, despachos. Mis profesores de la Preparatoria (el equivalente al Bachillerato) y de la Secundaria iban a clase y se iban y nadie les pedía que trabajaran ahí, porque ¿lo que importa no es que uno trabaje? Lo de menos es dónde, sobre todo si en el dónde que ellos designan uno está en la inopia.
El problema de nuestros institutos es que se pretende que esas horas de preparación y revisión de ejercicios y trabajos se lleven a cabo en departamentos mal acondicionados, con un (y digo bien, un) ordenador antediluviano, que por tanto debería ser llamador de aquí en adelante el ordenador. Si se quiere tener un buen ordenador es el departamento el que tiene que comprarlo y con el dinero que recibimos eso es inviable. Todas las fotocopias que distribuimos a los alumnos, todos los cartuchos de nuestra impresora, toda la papelería que gastamos, los libros que compramos para el departamento, los devedés... TODO sale de ese presupuesto de unos 800-900 euros para Clásica y Castellano, de aquí a marzo, en que nos vuelven a "dotar". Somos 5 profesores y atendemos a todos los alumnos de ESO y Bachillerato. Mi cálculo es que , de aquí a marzo, nuestro departamento puede gastar un euro por alumno ¿Increíble? Kafka "Where art thou?"
Carecemos de espacios propios para cada departamento (en la sala de trabajo de mi especialidad convivimos tres departamentos: Lengua Catalana, Lengua Castellana y Clásicas y Lenguas Extranjeras (Inglés, Francés y Alemán). Diecisiete o dieciocho personas. Un ordenador del año de la pera que los de Informática ya no usan ( perdón, el ordenador), un teléfono, muchos libreros repletos (ya no queda ua sola pared libre), y no tenemos ni siquiera una mesa de trabajo personal. La razón es obvia: no cabrían 17 ó 18 escritorios en el espacio que ocupamos.
Yo pregunto ¿es lícito pedir que se trabaje de esta manera, cuando el profesor no tiene ni un escritorio propio donde guardar sus cosas? Cuando llegas, despliegas tus libros, libretas de notas, apuntes, tus devedés, tus cedés de Joan Manuel Serrat cantando a Miguel Hernández, tu bolso. Cuando te vas, recoges. Llevas la casa a cuestas como los caracoles. No os quiero contar las colas que se forman cuando hay que usar el ordenador. Imaginaos el lío. ¿Y cuando se acaba la tinta de la impresora? ¿qué departamento va a comprar los cartuchos? Afortunadamente, no todos mis compañeros utilizan el ordenador, pero por ley de Murphy, cuando lo necesito, siempre hay alguien. Debo esperar.
El teléfono está casi siempre monopolizado por mis compañeros de Lenguas Extranjeras. Ellos hacen intercambios con el extranjero en varios cursos y a veces, escuchándolos, me pregunto si estoy en un Instituto o en una Agencia de Viajes. Pero cuando nosotros necesitamos salir (al teatro, generalmente) y debemos llamar para concertar las obras, las fechas y los autobuses ¿con qué teléfono? Además, durante mucho tiempo, ese teléfono (que no dudo en calificar de fatídico) tenía la misma línea que la de la Prefactura de Estudios, por lo que al descolgarlo siempre pillabas alguna conversación ajena. Debías colgar y esperar una vez más a que el otro acabase su gestión.
Muchas de esas horas crío telarañas. Esperando, mis cabellos se vuelven grises, una arañita teje pacientemente sus telitas en ellas. Me aburro o me peleo por tratar de conseguir al menos un escritorio y su correspondiente silla para aguantar la espera leyendo, pero no puedo leer porque con tanta gente siempre hay conversaciones, y los españoles gritáis mucho al hablar: es imposible concentrarse. Por fin, consigo coger el ordenador para bajarme unos ejercicios, algunos sonetos o una pintura que ilustre la época de la que estoy hablando, mientras aseguro a alguna compañera que no voy a tardar mucho en dejarle libre el ordenador y respondo a los tres alumnos de ESO que desde la puerta me preguntan si ha llegado el profesor de Educación Física ¡"No tengo ni idea"! Y entonces, el servidor se cae. xtec es el servidor más caído de la red ¿Y si busco algo en Google Me riñe, me lleva al Google didáctico de xtec. Ay ¡si al menos yo diese lengua catalana! Pero de castellano nada, casi nada, un desierto, ay Señor. Paciencia. Al menos la arañita que anida en mis canitas teje feliz.
Finalmente, decido trabajar en casa. Y así lo hago. Me voy a la cafetería y me tomo un café o me paso por la sala de profes fumadores, para echarme un pitillo. En mi casa tengo mi biblioteca, mi ordenador de última generación (ejem), mi música, mi privacidad, mi intimidad. No tengo la sensación de trabajar en medio de un sitio público donde concentrarse o trabajar es imposible o muy difícil. Al salir del Instituto deposito mi arañita en algún lado. Ella también tiene que moverse para sobrevivir.
NB:Os prometo que el lunes sacaré una foto de mi departamento, para que veáis que no miento. Hoy me conformo con pediros que reviséis bien mi pelito, espero que mi arañita haya pasado a tejer su telita en la cabeza de algún colega que esté esperando el turno al ordenador, al escritorio o al teléfono.
14 comentarios
Gabriela -
Vuelve pronto.
ELena: ya veo que eres del Insti. Hola, y ¡saludos!
Olga -
Comentarte que por casualidad di con tu blog y me ha encantado. No creí encontrar a alguien tan interesado por el cine hecho por mujeres, como yo. jeje. Eres inspiradora.
Yo doy clases de teatro en una escuela primaria y tengo que ir y venir con mi material de la escuela a la casa, porque no tienen un lugar para asignarme. ¡Qué le vamos a hacer! Saludos.
¡Ah! soy mexicana
elena -
Orfa -
Gabriela -
Fgiucich -
Gabriela -
Gabriela -
Orfa -
Eso que tú tienes se llama vocación, yo tuve sólo 4 o 5 maestros con vocación en toda mi vida estudiantil, y son realmente memorables. Cuando yo quise ser maestra me tocó un grupo horrendo, les ponía un examen de casi: La vaca da le... a) cha b) che c) chu, ¡y reprobaban! y me traumé, y no quiero volver a ser maestra de prepa nunca. ¡Te admiro!
Olvidé decirte que mi mamá te manda saludos. Ya está muy contenta con su celular nuevo, y se le pasó el susto.
Respecto a nuestras perversiones, qué barbaridad. Qué barbaridad.
¡Un abrazo, Gaby!
indianguman -
Anónimo -
Un abrazo
emejota -
Anónimo -
Cosas como las que cuentas, por desgracia demasiado frecuentes en los centros educativos, refuerzan mi consideración hacia vosotros los profesores de que sois unos valientes, fíjate que casi estoy por poner "héroes", bueno, ya lo he puesto :)
Lo que más rabia da es que los políticos de turno se ponen la americana, suben al estrado y cuentan lo bien dotados que tienen a los centros y los esfuerzos que han invertido en tener un sistema educativo impecable. Lo hacen mucho en estas fechas de inicio de curso. Y lo curioso es que se ha dado el caso de que algunos de esos políticos fueron, en su día, educadores que han padecido esos males... En fin.
Pongamos un poco de ironía en este panorama tan desolador: a mí lo de Pastelería II me ha dejado K O! :D
Esperamos esa foto con sumo interés. Saludos a la arañita y no te preocupes por ese compañero de trabajo que espera para hacer uso de un ordenador, perdón, de "el ordenador": seguro que no le importa esperar un poquito.
Un abrazo
felipe -