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Luchino Visconti y "Ludwig"

Luchino Visconti  y "Ludwig" Por Gabriela Zayas

A principios de julio vi, con sorpresa, que habían programado el “Ludwig” de Luchino Visconti en los cines Verdi y fui. Constaté que entendía perfectamente el italiano (lo estudié en la facultad, “illo tempore”). Compré el DVD en Alemania (trae las versiones alemana e italiana) y he vuelto a verla. Trae dos discos, y en uno, un documental sobre Visconti. Me he acordado de mí. De mí como espectadora de esas películas. Cómo es esto de la edad. Uno va haciendo etapas inadvertidamente: va acumulando. Puedo ver hacia atrás, las mías.
Los primeros años, a mis 16. Todavía virgen o casi, en cuanto al cine (y en cuanto a casi todo). La Cineteca de la Universidad. Se llamaba el CUEC (Centro Universitario de Estudios Cinematográficos), en la zona de Copilco. Octavio y yo solíamos ir los domingos. Después de las proyecciones había debates. A Octavio le encantaba Visconti ( además de Mónica Vitti), así que creo que la primera película que vi en la Cineteca fue “Rocco y sus hermanos”. Luego, con “El Gatopardo”, recuerdo a Octavio anticipándose a aquella hermosa entrada de la cámara de cine en la estancia de la villa del príncipe, cuando todos rezan el rosario. Y el aire que mueve la cortina, y la sobriedad de la familia entre aquella suntuosidad. Lo recuerdo diciendo: “Fíjate qué maravilloso comienzo”. Recuerdo la emoción de los dos (mía y de Octavio) cuando entra en el baile la hermosa Claudia, fresca, toda vestida de blanco: la nueva Italia entra con ella. Es uno de los momentos inolvidables de mi juventud, qué cosas.
Visconti, que es a la vez un comunista y un aristócrata, se convierte una vez más en el narrador de la decadencia, de la soledad y de la permanencia de los hábiles. “Que todo cambie para que todo siga igual”, creo que dice el Príncipe.
Después, vi “La tierra tiembla”, “Obsesión”, “Senso”, y más tarde “La muerte en Venecia”, “La caída de los dioses”, “Los malditos”, y ya en Barcelona, este “Ludwig” y luego, “El inocente”. Pero aquí de nuevo volví a ver “El Gatopardo”. Recuerdo que fui con Paulina. Así que he visto a Visconti en todas mis edades, en todas mis etapas, y en todas me ha hablado. El profesor, en “Confidencias”… qué gran personaje, qué fábula tan magnífica. El elegante, el solitario profesor, que confiesa a la absurda familia, tan corrompida, pero viva, que los ha llegado a ver como si fueran de su propia sangre.
Pienso que en Visconti todo gira alrededor de la soledad y de la solidaridad. Creo que son los ejes de la obra de Visconti. Esos dos polos. El amor por la belleza y la necesidad de lo humano, auque no sea bello, sino turbio, manchado e impuro.
En cuanto a “Ludwig”, estoy de acuerdo con mi amigo Óscar en que a "El Gatopardo" y a "Ludwig" les falta un cierto brío. Sin embargo, lo asocio con una característica que tienen ambas, y es que muestran un conflicto personal dentro de un contexto político y sociológico, y en el caso de "Ludwig", incluso psicológico. Eso implica dejar de lado la acción para mostrar las muchas caras de ese conflicto y todas las implicaciones. Es más un análisis que una descripción y por eso ambas películas transcurren concierta morosidad, perdiendo un poco de fuerza, pero ganando en profundidad.
La primera parte, hasta que se rompe el compromiso con Sophie y termina el "idilio" con Wagner, tiene el encanto de la ascensión, de la belleza y juventud de Ludwig, y no es tan expícita (excepto en las escenas con Sissi en el bosque o en la isla, cuando él le recita partes de Sigfrido o cuando ella le riñe por sus excesivos gastos), encuanto a la contradicción entre los ideales y la realidad que van a marcar la vida del monarca. Lo que me interesa mucho a mí es la aspiración que tiene de un mundo lleno de nobleza, belleza y poesía, y la dura lucha cotidiana contra la mezquindad, el interés económico y
erótico que subyace en los otros y en él, también.
Me resulta interesante cómo busca literaturizar y exaltar la vida ideal, a la vez que cae en brazos de seres anímicamente liliputienses.
Incluso Wagner le utiliza de una manera innoble, se aprovecha de él descaradamente para pagar sus deudas millonarias, para vivir como un pachá, para llevar a cabo sus proyectos megalómanos. Y aunque sea un gran artista, se comporta como un chulo. Yo creo que el gran amor de la vida de Ludwig es Wagner. Y ni siquiera él llega a cumplir
sus expectativas, porque se da cuenta de sus manejos, de sus engaños, de sus traiciones (me encanta la Mangano, qué extraordinaria está como Cosima).
Pienso que los diálogos con Sissi son especialmente lúcidos, por parte de ella. La forma en que analiza el porqué del "amor" de Ludwig hacia ella : porque es un amor imposible, por eso la ama. Así, no hay posibilidad de desilusión. Y cómo ella, aun sintiéndose identificada en cierto modo con él, le recuerda que por egoísmo no puede dejar de lado sus compromisos o gastar esas sumas exorbitantes a su capricho.
Las intervenciones de los ayudantes, del ministro o de los médicos aportan datos sobre cómo el gobierno de Baviera jugó con Ludwig, primero soltándole la rienda y después cómo, cuando le convino, apeló a la "locura" para apartarlo y constituir la nueva Alemania sin ese molesto lastre que constituía el final de la dinastía reinante desde
hacía tantos siglos.
En realidad, la "locura" consiste en buscar la belleza y la perfección formal e inventarse unos escenarios, vacíos de personajes, esps castillos alucinantes y anacrónicos, que por cierto pagaba de su bolsillo. Y planificar su vida imaginaria en medio de la soledad más absoluta. Vivir casi como un espectro y desdeñar el poder, la corte y los compromisos de su cargo. Pero no para vivir como un burgués o como un anacoreta, claro. Su prima hizo algo similar, pero no fue tan extravagante ni reinaba. Al ser solamente la consorte, Aunque fuera la consorte del emperador de Austria-Hungría, no fue tan escandaloso. A ella no la acusaron de loca. Aunque nunca fue buen vista, pero su rechazo de la vida que
le tocó vivir es similar a la de Ludwig, de ahí que él la considerase una especie de alma gemela.
Yo creo que el discurso de Visconti ( como he dicho antes), tanto aquí como en "El Gatopardo" y también en "Confidencias" y en "La muerte en Venecia", es precisamente el de un aristócrata que ama la belleza, el lujo, la poesía y el arte, pero que muestra la necesidad que tenemos todos de "descender" a lo humano, porque nadie puede
privarse de los demás. Y creo que el problema de Ludwig es ése precisamente, que a pesar de sus esfuerzos por desprenderse de la vulgaridad del mundo, no puede dejar de lado lo humano; lo que necesariamente lo enfrenta con la mezquindad, la avaricia, la ambición de todos los que entran en contacto con él. Porque no va a encontrar a
nadie que le ame por sí mismo. Y el amor de él a los demás es un amor ficticio, como le señala Sissi : un amor que en realidad desea no encarnarse, no ser realidad.
Entonces la tragedia radica en la imposibilidad de vivir el sueño de la sublimidad.
Y por eso Ludwig abdica y muere, o se deja morir o se suicida. No se resiste, ni intenta, después de tener a todo su gobierno en sus manos, salvarse. Porque no existe esa salvación. Ir a Munich, ser un gobernante: no es eso lo que quiere. Quiere seguir en sus castillos y que lo dejen solo. Y sabe que ya no es posible.
Es una parábola muy hermosa, y lo es más si consideramos que es histórica. Y también el final del estado de Baviera, la absorción de los estados nacionales alemanes para formar la Gran Alemania. Todo eso es apasionante. El triunfo del pragmatismo sobre el romanticismo. Y los prolegómenos de la Primera Guerra Mundial.

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