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Vanitas

Vanitas

Cuando me enteré que todo había sido una superchería estuve a punto de decirlo. Aún hoy, me pregunto por qué no hablé, por qué no dije lo que sabía. 

Desde que hablé con P. me embargó un sentimiento de desconfianza. El conocimiento que poseía de los hechos parecía tan perfecto, que nadie que no hubiera sido él mismo podría contarlos así. Sin embargo, consideré que era imposible, imposible desde el punto de vista ético, que alguien con ese aspecto tan digno fuera capaz de una bajeza como la que, de pronto, imaginé.

Llegué a sentirme culpable por pensarlo siquiera.

Varios meses después, al abrir mi correo, encontré una carta en la que P. me comunicaba los hechos. Los hechos verdaderos, desnudos, terribles.

Así pues, un hombre que parece digno puede ser abyecto. Mi colaboración para llevar a cabo el crimen había sido necesaria, me decía, pero no podía irse de este mundo sin confesar la cruda verdad: lo había falseado todo y todo lo había inventado. Su vida estaba vacía, ésta era la disculpa o la justificación, hasta que encontró un motivo para vivir: destruir a M. Para ello, creó un personaje, tomó datos de la realidad, los tergiversó, lo falseó todo, recabó mi confianza, me usó. Yo, ignorante, le serví como tapadera.

Esto me convierte en culpable, aunque sea por omisión. Deseché las sospechas, me presté a dar noticias sólo porque P. me las daba: confié.

Y ahora ¿qué debo hacer?¿ Seguir callando? 

Al fin y al cabo, lo otro es peor. 

Nada hay más crudo que la realidad, nada hay más cruel. Que M. siga soñando.   




4 comentarios

Gabriela -

Querrida Vanne, se trata de una historia que imaginé, basándome en un hecho verdadero pero que de ninguna manera ocurrió en la realidad tal como yo lo cuento. Es un cuento, una ficción. Besos y ya sabes que te quiero.

Tú sabes -

Imaginá una situación
Tengo una hermana llamada M. un poquito mal, pasó una situación extrañamente similar a tu M., pero a cambio de una Gabriela ella tiene poco más de media docena de otros amigos engañados por un P. similar al de tu relato. Es su sospecha, vive la inquietud de no saber y la necesidad de verdad de la mano a la realidad necesaria para partir por otro rumbo. En estos días vive un tanto triste y otro tanto desazonada, sabe un poco de la verdad y tiene sus sospechas por cada cosa extremamente dura ya pasada pero sin embargo mucho de lo que no sabe la mantiene con un sabor extraña en la boca del estómago a diario.
hay situaciones que no se explica. soy su amiga creo necesita una dosis de realidad para procesar su vida sin soñar, para explicársela a sí misma y arriesgarse a continuar su camino, darse la oportunidad en la R. Necesita la verdad como vitamina, la realidad en dosis exactas de la mano de una persona confiable. Creo que M. sabe que pisar tierra no es dañino, es más, tiene urgencia de ése piso pero no puede obtenerlo más que por intermedio de la gente que aprecia y, según ella, es confiable.
¿Tú que harías? Se me ocurre que yo dibujaría una petición en tus manos. Me gustaría que ella sepa lo peor y deje de soñar en el buen sentido, que nunca es más malo que vivir engañada. El sueño la ha convertido en un ser triste y no lo considero justo para mi amiga. No es feliz así, lo digo porque la visito a diario en el trabajo y ciertas tardes como hoy esa cierta tristeza se nota en sus ojos.
Ayúdale. Probablemente esa sería la única forma de liberarla por fin de los sueños que la atan.
Tú sabes siempre. Corazón en mano.

María Elena Reynaldos -

¡ Totalmente de acuerdo con fgiucich !

fgiucich -

Sí, lo mejor es que M siga soñando. Abrazos.