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Ver y apreciar la pintura. Los pintores figurativos (modernos) que más me gustan.

Ver y apreciar la pintura. Los pintores figurativos (modernos) que más me gustan.

                                                   Desnudos de Antonio López 

Mi madre, aunque era una mujer culta y muy preparada, hacía pocas cosas conmigo. Su trabajo centraba su vida. La definiría con esa afortunada palabra en inglés: Workoholic. Adicta al trabajo. Una adicción que para los demás puede ser tan devastadora como cualquier otra. El caso es que recuerdo que los domingos solía llevarnos al teatro del Bosque (en Chapultepec) a ver obras infantiles, o al zoo y al trenecito, pero sólo cuando estaba a bien con mi tío Mario, que era quien llevaba la batuta en estas salidas. A veces fuimos al museo del Castillo de Chapultepec, que era muy didáctico (no sé cómo estará ahora), con sus muñequitos figurando batallas, sus escenas miniaturescas de la historia de mi país y dos preciosos cuadros (creo que parecían de algún seguidor de Wintelhalter) de Maximiliano de Habsburgo y de Carlota, fugaces e inoportunos emperadores de México. De todo el museo, lo que más me gustaba eran esos cuadros. Pero no tuve una educación artística de niña. Sin embargo, como ya he contado antes, en la biblioteca de mi abuelo había muchos libros, y por ellos comencé a ver cuadros en ilustración. Mi madre recibía varias revistas en inglés, y ahí también me enteré de qué se cocía en el mundo el arte, porque recuerdo que cuando yo tenía 16 años y entré en la Prepa 6 de Coyoacán (había perdido un año a causa de la muerte de mi madre y una estancia que resultó frustrante en Wisconsin, con mi tía Chata), ya sabía quiénes eran Leonardo, Rafael, Miguel Ángel y Henry Moore, Alexander Calder y algunos otros. Recibí algunas clases de pintura junto con mi gran amiga de la secundaria Marilú Nájera Coronado. No recuerdo más que visitas escolares a los museos de San Ángel, ni recuerdo con precisión cómo comencé a sentirme atraída por la pintura. A los 17, yo pintaba esporádicamente, aunque, como he mudado tanto de casa, no conservo nada de lo pintado entonces.

Quizá no fue hasta que llegué a Europa ( a los 23 años) que verdaderamente comencé a ver arte en el Louvre, el museo de Orsay (entonces en la Orangerie). Como dice David Hockney en su libro El conocimiento secreto, lo normal es familiarizarse con el arte a través de las ilustraciones. Puede que sea cutre, pero es así. Por eso es importante internet: pone a nuestra disposición un gran número de ilustraciones. ¿Cómo se puede aprender a apreciar el arte? Viendo arte, no importa en qué forma: por internet, a través de libros, in situ. Lo que sí es verdad es que para ver arte no hay que tener prejuicios, no hay que tener miedo tampoco. Si a alguien no le gusta Picasso ¿por qué no va decirlo? Y hay que tener gusto ¿Gusto? tal vez el gusto se educa cuando se ve arte. Yo sé que siempre he tenido buen ojo. Y que nunca he dudado sobre la calidad de una obra, sea abstracta o figurativa. Como soy impulsiva, no me importa lo que opinen los demás. No tengo complejos. Soy ecléctica en mis gustos artísticos. Salvo la pintura italiana en su mayoría (que encuentro excesivamente esteticista y por ello, superficial, salvo excepciones), adoro la pintura de todos los tiempos y de todas las tendencias si me parece buena, si me habla.

Dialogo con las obras. Cuando las veo, ellas me hacen preguntas, me suscitan una indagación estética. Una emoción, también, aunque no soy de las que lloran frente a un cuadro. La única vez que recuerdo haber llorado fue en el Prado, ante las sonrosadas mejillas de la Maja vestida de Goya, que parece que esté respirando. 

Es importante no confundir el arte con la búsqueda o el hallazgo de la Belleza. El arte no busca la Belleza, como dice Tomás Segovia (en A contracorriente): a veces la encuentra, casi de pasada. El arte busca la verdad. El arte tampoco busca la fiel reproducción del mundo, ni siquiera en las épocas realistas: busca un simbolismo de ese mundo. Una interpretación. El arte no busca la perfección de la forma: busca la transmisión de una emoción o de un sentimiento, o de un pensamiento. El arte es a menudo feo, irrealista, imperfecto.

En cuanto a la pintura figurativa, he aquí algunas muestras de pintores que me interesan:

Valerio Adami:

Hermen Anglada-Camarasa:

Francis Bacon:

Marc Chagall:

André Derain:

Vassily Kandinsky:

Paul Klee:

René Magritte:

Henri Matisse:

 

9 comentarios

Ana -

A mi me gusta mucho Paul Klee, no conocía ese cuadro. Muy bonito!

Saludos

Gabriela -

me alegra mucho que te haya gustado el articulito y que te haya recordado esa infancia de adorador de Magritte, que es uno de los pintores que más quiero y con el que más disfruto. Todo en él es puro enigma y puro disfrute mental y visual a un tiempo. Un saludo muy cordial.

Javier -

Qué bello texto! lo encontré de casualidad buscando otra cosa y TUVE que terminar de leerlo... qué manera clara y sobre todo sincera de escribir los propios pensamientos.
Cuando era chico tenía una especie de obsesión con ese cuadro de magritte que pusiste; en realidad, con una foto de ese cuadro que había en una enciclopedia de mi casa.

Gabriela -

Querida Laura, me alegra que te hayan gustado, había tanto donde elegir que... Un abrazo.

Laura -

muy bueno esto que dices. Coincido contigo plenamente. Me encanto la selección de cuadros.
Cariños

Gabriela -

¡Querida Paulina! ¡Qué gusto verte por acá! Sí, en eso coincidimos y en más cosas: en el cine también, bastante... Muchos besos.

Gabriela -

Querido Ferre, tienes razón. En cuestiones de arte el sentimentalismo no entra, o no debería entrar. Es otra cosa. La emoción estética o, en todo caso, el llamado 'síndrome de Stendhal', pero no una cosa blandengue ni nada de eso...
Un abrazo.
PD: Hice la receta ¡por fin! Quedó regia. Gracias.

debolsillo -

Mi experiencia es diferente, yo recuerdo haber ido a los museos desde chiquita, con mi mamá. ¿La conoces? Me encanta el arte y creo que debo darte las gracias por ello, mamá. Es curioso creo que en arte sí tenemos gustos similares.

Ferre -

Importante la puntualización que haces de que el arte no tiene por qué ser bello; ambos conceptos (arte y belleza) suelen mezclarse muy a la ligera. Es más, a mí incluso tampoco me gusta eso de que el arte tiene que tener alma, ya que eso suele confundirse con el sentimentalismo demasiado a menudo. La verdad, entendida como aquello permanece oculto y el arte revela sin nombrarlo... eso, la trascendencia, el contexto y la propia forma de expresarse me parecen factores claves para intentar comprender una obra artística.

Ah, y sí: mirar, leer, oír. La curiosidad ¡Qué duda cabe!