Hammershøi i Dreyer en el CCCB
La exposición del CCCB se titula Hammershøi i Dreyer, pero yo, pasé de comparar la estética de los dos artistas daneses y al visitarla me centré en la observación de la pintura del primero. No hace falta decir que no fue porque yo desprecie la extraordinaria obra cinematográfica del autor de la milagrosa Ordet, sino porque, a pesar de desconocer totalmente a Hammershøi, me sentí, sin embargo, cercana a sus premisas estéticas: a esta altura del partido ya sabéis que me gusta el silencio y el estatismo reflexivo tanto en literatura como en artes plásticas: amo la imagen sobria y callada. La pintura de Hammershøi es más que una pintura de la luz y del silencio.
También nos ofrece una referencia o un desarrollo personal de la obra de Vermeer en la que creo que encuentra inspiración: mujeres ante una ventana o ante un mueble, de perfil o de espaldas, silenciosas, solitarias, abstraídas, caseras, ensimismadas; los interiores burgueses, senequistas, iluminados por una luz que casi siempre viene de la izquierda, la carencia de ornato, la desnudez del espacio, la carencia de símbolos en el entorno plasmado, la apreciación del detalle, la perfección de una pincelada leve, casi tan aérea como la niebla de los escasos paisajes. También veo a Vermeer o a la escuela de Delft en el perspectivismo en cajas de las habitaciones y de las puertas: puertas y habitaciones que adivinamos como interrogaciones sobre una vida que desconocemos pero que allí ocurre. Hay una irrupción del espectador como voyeur en estas casas, en esta cercanía con las mujeres que habitan y se mueven en estas habitaciones donde nosotros también estamos. Hemos entrado en su intimidad sin que parezcan notar nuestra presencia.
La paleta de Hammershøi es muy distinta de la de Vermeer, en grises, blancos y amarillos, pero corren ahí venas silenciosas y secretas que nos remiten al legado del artista de Delft.
Hammershøi también me recordó, por supuesto, la obra de Caspar David Friedrich, tan misteriosa como invitadora, tan narrativa como ecónomica, en el sentido de que te ahorra todo para que todo lo adivines...Por otro lado, esas figuras de espaldas son toda una interrogación sobre el sujeto. Una interrogación sobre la realidad, la soledad y el mundo. Incluso recordé una imagen de Friedrich en que una mujer se asoma a una ventana, dándonos la espalda. Hammershøi pinta una casi idéntica y no puede ser casual.
Detrás de la pintura de Hammershøi, igual que en el cine de Dreyer, late el protestantismo. La simplicidad de los gestos, la disposición desnuda de los muebles, la sobriedad de las actitudes, el recogimiento ascético, lejos de lujo y del barroquismo, los interiores interiorizables, interiorizados, tanto del alma como del habitáculo. Filosofía y/o biografía de la paz interior, y por eso mismo, inquietante para el espectador, porque detrás de eso ¿qué hay? Pintura que nos interroga.
Os recomiendo la visita.
CCCB, Hammershøi i Dreyer
Del 25 de enero al 1 de mayo de 2007.
C/ Montalegre 5, 08001 Barcelona
Tel. 93 306 41 00 Fax. 93 306 41 01
4 comentarios
Ferre -
Aparte de la influencia veermeriana, también veo que comparte más de una característica con un pintor que siempre he admirado, Hopper: ese estatismo que mencionas, las figuras solitarias,... aunque las calidades de sus luces y las perspectivas difieran (Hammershøi es más pararelo y perpendicular al espectador, Hopper prefiere la diagonal)
Saludos,
Ferre
PD: ... y haz el favor de pagar la factura de internet, Gabriela :-P
Gabriela -
isabelbarcelo -
fgiucich -