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El teatro inglés (Siglos XVI y XVII)

El teatro inglés (Siglos XVI y XVII)

El teatro isabelino (Teatro del Siglo de Oro inglés, que abarca desde finales del siglo XVI hasta mediado el siglo XVII), está unido inextricablemente, para nosotros, al nombre del Cisne de Avon. William Shakespeare, aunque en su época fue mucho más famoso Christopher Marlowe, y también fueron populares John Ford y Ben Jonson. Sin embargo, la feliz carrera como autor de Marlowe se vio truncada por su temprana muerte, ocurrida en el transcurso de una pelea en una taberna de Deptford. Marlowe murió de una puñalada en un ojo.

El teatro tenía mala reputación. Las autoridades de Londres lo prohibieron en la ciudad, por lo que los teatros se encontraban al otro lado del río Támesis, en la zona de Southwork o Blackfriars, fuera de la competencia de las autoridades de la ciudad.

 

Las representaciones se hacían durante el día, las mujeres no podían subir al escenario, por considerarse que esa actividad era deshonesta. En su lugar, jóvenes sin barba, afeminados o no, tomaban los papeles femeninos a su cargo.

El primer teatro conocido se llamaba, precisamente, el “Teatro” y se erigió en Shoreditch en 1576. Antes de él, las representaciones se llevaban a cabo en patios de posadas o en plazas públicas, como en España. También se hacía teatro en las casas de los nobles; sin embargo, se ejercía un gran control (censura), sobre el contenido de las obras.

Después del “Teatro” se abrieron otros, sin techo y con una estructura similar a las del teatro de Almagro o el Corral del Príncipe en España, sólo que con la característica de que su planta era poliédrica y no rectangular: La Rosa (1587) y La Esperanza (1613). El más famoso fue el teatro del “El Globo” (1599), de la compañía de William Shakespeare fue el que mayor fama tuvo. Shakespeare aparece, en algunos programas de la época, como actor (por ejemplo, fue el narrador en “Enrique V”), y fue accionista, además de autor.

Este teatro estuvo activo únicamente hasta 1613, cuando un cañón utilizado en la representación de “Enrique VIII”, fue causante de un incendio. La mayoría de teatros eran de madera y paja, por lo que ardió hasta consumirse totalmente. El sitio se redescubrió en el siglo XX y ha sido reconstruido completamente.
 
Estos teatros podían acoger a varios miles de personas, la mayoría de pie delante del scenario, otras sentadas en los laterales. Se llamaba “el cielo” a las localidades más alejadas. Era en estas zonas provistas de sillas, adonde acudían los comerciantes, los aristócratas e incluso la reina Isabel (de incógnito), que amaba el teatro.

El horario: Las representaciones se hacían a primera hora de la tarde, pues no había luz artificial, ya que los teatros no poseían techo. Las mujeres podían acudir a las representaciones, aunque como hemos dicho, no podían actuar. Las mujeres de la nobleza con frecuencia usaban máscaras de carnaval para acudir a las representaciones sin ser reconocidas.
No había escenografía, y los lugares en donde ocurría la acción se describían en la propia obra o era paseado un cartel que indicaba un cambio de locación (como en “Romeo y Julieta”).

El escenario constaba de una parte trasera que se usaba como camerinos y “entre cajas” para la entrada y salida de los comediantes, una parte baja, que en el caso de “El Globo” era redonda, y un segundo nivel, o segundo piso, en que se llevaban a cabo algunas escenas simultáneas o alternadas (como la escena del balcón de “Romeo y Julieta”, o la muerte de Falstaff en “Enrique V”).

En las obras inglesas era frecuente el uso de lo que en cine se llama “La voz en off”, o narrador. Este narrador explicaba algunas cosas imposibles de escenificar, introducía la obra y la concluía. Es interesante en grado sumo analizar sus intervenciones en algunas obras de Shakespeare o de Marlowe, pues parte del argumento de la obra procede de él.

Sólo existió un teatro rectangular en Londres, que se llamaba "La escuadra". Similar en todo a los corrales españoles.              

Asimismo, Shakespeare, en "Hamlet", se queja, a través del personaje de un actor que visita el Palacio del rey de Dinamarca, del éxito, absurdo e injusto de la compañía de niños actores, que en su tiempo arrasaba.

Nota: una lectora me ha señalado que en el articulo original, publicado en 2005, ya no aparecían las imágenes, de modo que lo he modificado y las he vuelto a incluir, esta vez en un diaporama.

4 comentarios

Gabriela -

Gracias a los tres. El caso es que el post es un refrito, pero como las imágenes habían desaparecido...
Abrazos.

Antonio -

Regreso triunfal. Un saludo.

María Elena Reynaldos -

Gabriela
¡Hola dese Xalapa!
Que gusto volver a leerte... Como no me conformaba con su ausencia me dediqué este mes a leer y releer sus entradas de este 2007 y los años anteriores... para seguir aprendiendo.

Gregorio -

Un mes de sequía. ¡Todo un mes! ¿Te parece bien esto? Primero nos vicias y después nos quitas la droga de golpe... ¡Eso no se hace!
Tus lectores, rendidos, no nos merecemos estos silencios.
Un abrazo.