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La noche y el día: la condesa de Noailles y Natasha Gelman

La primera vez que fui a Bilbao aún no conocía a mi buen amigo Óscar. Soy un poco rara y me gusta viajar sola. Me gusta el silencio o dialogar con las obras de pintura, de música o de cine que por ahí me aguardan. Parezco una persona abierta y sociable y en realidad soy un poco solitaria. Fui a Bilbao un mes de enero a ver el Guggenheim de Frank Gehry, que bien vale una misa. Pero su contenido no me entusiasmó. Así que esa misma mañana me fui al Museo de Bellas Artes de Bilbao

Todo amante del arte deja en cada museo uno o dos amores, como los marineros literaturizados dejan uno o dos amores en cada puerto. Yo en el de Bilbao tengo a la Condesa Mathieu de Noailles de Ignacio Zuloaga y un hermosísimo Francis Bacon ante el que he pasado muchos momentos de emoción.

La condesa Mathieu de Noailles



Intelectual, escritora, mecenas, amiga de otro de mis amores, Jean Cocteau, la condesa me miró desafiante. Morena de blancas lunas, su pie asoma, fetiche erótico. Vestida de rosa y rodeada de rosas en las cortinas y en la mesilla, emerge del verde del tercipelo de su canapé como flor tenebrosa, baudeleriana. En sus ojeras se adivinan la poesía y la droga. A su lado, una sutil Vanitas con joya, libros, flores, nos recuerda el tiempo, que huye. Con él, la belleza y el esplendor. Ella, melancólica, parece esperar que le aguantemos la mirada y nos dejemos seducir, mientras escuchamos, devotos, una pieza de Satie. La condesa nos inquieta.

Natasha Gelman



Diego Rivera no me entusiasma. Sé que compone como nadie murales multitudinarios, que tiene un color muy personal, que su capacidad pictórica es extraordinaria, pero me parece excesivamente comercial en sus cuadros de caballete y demasiado maniqueo en sus murales nacionalistas. Como cubista, no me convence. Pero hay algunas obras suyas que me parecen insuperables. Por ejemplo, su retrato de Lupe Marin, rara muestra de vasallaje admirativo del "Señor sapo" a la fuerza desbocada y libre de su primera esposa. Ese cuadro por sí solo pone en cuestión el tópico del machismo mexicano (que yo no digo que no exista pero no más que en otros sitios). Ningún pintor europeo ha pintado así a su pareja.

El retrato que Diego pintó de su mecenas Natasha Gelman es el día, frente al nocturno de Zuloaga.



La bella Natasha posa en primer plano ante los alcatraces de Rivera. Flores eróticas y a la vez elevadas a la categoría de emblema por el pintor mexicano en muchos de sus cuadros. También ella reposa en un sofá de terciopelo verde, como la condesa pintada por Zuloaga, pero lo hace decorativamente, mostrando su belleza y evidenciando la analogía 'mujer/flor' que en Zuloaga sólo se ha insinuado por la fuerza evocadora del color (los rosas del vestido y el verde del canapé/las rosas de las cortinas y del búcaro). Natasha es flor. La condesa es comparación y Natasha es metáfora. Su níveo traje se abre como el pétalo del alcatraz y sus piernas son el largo pistilo erótico. Rubia y hermosa, no va más allá de su belleza. No produce inquietud en quien la mira. Hay placer. Se oye la música de Gershwin.

4 comentarios

Gabriela -

Tu blog ha sido un hallazgo y lo voy a visitar mucho, Ángel. Saludos.

angel -

Gracias por tu visita a mi blog, que es ya el tuyo, por tu comentario sobre Bonifaz Nuño, y por haber puesto mi espacio de poesía en la lista de tus vículos. Gracias de nuevo, eres bienvenida en él siempre. saludos...

Gabriela -

ÁNgel, a mí Frida me gusta, pero estoy un poco harta del uso masivo de su imagen a traves de interminables artículos, libros, películas. Diego es un artista que me gusta parcialmente, ya lo digo en el post, pero soy incapaz de pasar de largo por algunas de sus creaciones. Lo más admirable, para mí, es la ocmposición en sus cuadros, ya sean murales o de caballete. Y su color. Sin embargo, la propaganda me estorba. Bien sé que era necesario instruir al pueblo a través de figuras, como en el románico (para otros fines, contrarios), pero hoy eso es una rémora. Es como alguos pasajes de "Canto General" ¿no te parece?. Un saludo y bienvenido.

angel -

En estos tiempos en que los intereses mediáticos siguen centrándose en la buena pintura y en la figura de Frida, es agradable ver que quienes conocen y sienten el arte no olvidan a su esposo, Diego, ese sapo con una obra que trasciende los propios muros de su leyenda....
Saludos.....