Blogia
arteyliteratura

Beatrice, puerta angélica de Dante: la Vita Nova

<strong>Beatrice, puerta angélica de Dante: la Vita Nova</strong> Beatrice es para Dante la puerta angélica, la llave que abre el ultramundo. El amor que trasciende lo terreno y diviniza al amador tanto como a la amada. Por extensión, a todos sus lectores.

Beatrice: muchos han querido, desde la época de Dante, biografiarla, cuando lo verdaderamente importante es su imagen literaria. Respecto a esta paradoja, Unamuno ya señaló en su día que no es Don Quijote el personaje ficticio: lo es Cervantes. Del mismo modo, Beatrice es el epítome de la realidad amorosa, siendo pura literatura.

Beatrice posee todos los dones. La belleza, la inocencia, la virtud. Viva, Beatrice ilumina los días de Dante con sólo una mirada. La mirada platónica trasvasa un alma a otra alma a través de los ojos o “ Per questo mio guardar m’è ne la mente/ una giovane entrata che m’ha presso”(Por dentro estos ojos míos, una joven ha entrado, que me ha preso). La mirada vacía el alma del amante primero, para llenarla luego con la imagen deseada. La obsesión se apodera entonces del amante y sólo ve ante sí una imagen: la de ella. Beatrice marca así a fuego (a fuego erótico, con solamente una mirada), para siempre a Dante, que se aterra: “La mia persona pargola sostene/una passïon nova/ tal chi’o rimasi di paura pieno” (Mi joven ser sostiene una nueva pasión tan poderosa, tal que quedé de terror lleno). El secreto del amor, indispensable en estos casos para no manchar el honor de la dama, se apodera del Dante en forma de sueño, de pesadilla, de fatalismo y de destino. De similar manera dirá Garcilaso que fue arrastrado por el amor a pesar suyo: “Por ásperos caminos he llegado/ a parte que de miedo no me muevo,/ y si a mudarme a dar un paso pruebo,/ allí por los cabellos soy tornado” (Soneto VI). No hay marcha atrás en estos amores. Y el preso de amor lo es de por vida. Literariamente, nada más cierto, pues Dante hoy día sigue amando a Beatriz en nuestros ojos que leen, cautivados, sus versos.

La percepción del amante se hace por los sentidos y la intuición, no por el intelecto. Razón perdida, en busca de algo más profundo que el pensamiento. Dante se da cuenta de la diferencia que existe entre la profundidad del amor y el análisis de los sentimientos. Pero por el amor debe unir los tres conceptos: intuición, sentimiento y pensamiento. En la “Vita Nova” lleva a cabo un curioso ejercicio de autoanálisis. Después de escribir, desmembra, deconstruye el sentimiento poética, buscando esa razón oculta entre los versos. Crea dos textos: el poético (en prosa y poesía), y el analítico; el sentimental y salido de las entrañas y el sesudo, intelectual y frío. Dante explica. Se quiere explicar a sí mismo y a los demás su proceso amatorio. Y sigue la transformación de la amada Beatriz en la santa Beatriz. Al divinizarla, no solamente une las dos tradiciones, la pagana clásica y la cristiana (en la figura de la Virgen María), sino que nos advierte de la principal característica del amor verdadero: su trascendencia, su carácter eterno e inmutable. La trascendencia no está en Beatrice misma, que es mortal, como el propio Dante, como nosotros mismos, sino en las palabras que ella inspira: “Lo mio signore Amore (…) ha posto tota la mia beatitudine in quello che non mi puote venire meno (la mia beatitudine sta) in quelle parole chi lodano la donna mia”: “ Mi señor Amor (…) ha puesto toda mi beatitud en aquello que no puede empequeñecerse dentro de mí .(Mi beatitud está) en aquellas palabras que alaban a mi dueña”. Así, no solamente Beatrice tiene el poder de ennoblecer cuanto mira, sino que Dante, alabándola, alcanza también la beatitud y el ennoblecimiento que, surgiendo de ella, le (nos) alcanzan y le (nos) inundan: “Nelli occhi porta la mia donna Amore/ per che si fà gentil ciò ch’ella mira,/ ov’ella passa, ogn’om ver si lei gira,/ e cui saluta fa tremar lo core, // sì che, bassando il viso, tutto smore,/ e d’ogni suo diffetto allor suspira:/ fugge dinanzi a lei superbia ed ira./ Aiutatemi, donne, farle onore.// Ogne dolcezza, ogne pensero umile/ nace nel core a chi parlar la sente,/ ond’è laudato chi prima la vide.// Quel ch’ella par quando un poco sorride, non si pò dicer né tenere a mente,/ sì è novo miracolo e gentile”.


Amor lleva en los ojos mi señora,
Por lo cual ennoblece cuanto mira;
Por donde pasa gírase la gente,
Y a quien saluda hace temblar el pecho,

Tal que la vista baja y palidece,
Por todos sus defectos suspirando:
Ira y soberbia escapan ante ella.
Ayudadme a rendirle honores, damas.

Toda dulzura y pensamiento humilde
Nace en el corazón de quien la escucha,
Por ello a quien la vio primero alaban.

Lo que parece cuando se sonríe,
No puede ni expresarse ni entenderse,
Es el milagro nunca visto, gentil.

El fuego erótico, presente en todo amante y tema único y central de este libro extraño que es la Vita Nova, se transforma, a lo largo de sus páginas en amor trascendente: amor virtuoso, único motor del amante. Virtud que consiste en desaparecer para convertirse en llama (“Llama de amor viva”, diría San Juan). Beatrice, en su apoteosis, redime a Dante y a todos cuantos, leyendo su Vita Nova, nos giramos al verla pasar, joven y hermosa, vestida de rojo, pura: como la vio él aquella mañana del 1 de mayo de 1284.

Ésta es la grandeza de la literatura.

(Dante Alighieri, Vida Nueva, ed. Cátedra, (Letras Universales), edición bilingüe de Raffaele Pinto, trad. de Luis Martínez de Merlo, Barcelona, 2003)

10 comentarios

Tita -

alguien sabe quien realizo ese retrato de Beatriz? muchas gracias!

Yo y solo yo -

Aayyy Beatriz Beatriz...

Loriana -

Gracias mil, Gabriela. Eres un sol.

(El artículo, nada, que lo debí haber entregado ayer, ja, ja, :-), pero ya saldrá, mañana saldrá, espero).

Muchos besos.

Gabriela -

Me alegra mucho verte de nuevo por aquí, Loriana. Así que te dedico otro epigrama de Cardenal:

De estos cines, Claudia, de estas fiestas,
de estas carreras de caballos,
no quedará nada para la posteridad
sino los versos de Ernesto Cardenal para Claudia
(si acaso)
y el nombre de Claudia que yo puse en esos versos
y los de mis rivales, si es que yo decido rescatarlos
del olvido, y los incluyo también en mis versos
para ridiculizarlos.

Besos.

Loriana -

Qué bello, Gabriela. Alguna vez me dedicaron ese Beata Beatrix de Rossetti. Se pasaron, claro, :). Me encantó ese epigrama de Cardenal, por cierto.

Un beso.

Gabriela -

Bueno, el amor platónico permite la invención del amor, del ser amado. Pero todo amor es una fabricación intelectual y sentimental de un "otro" que quizá no existe más que en nuestra alma ¿no? Lo hermoso es que los poetas y escritores tienen el don de hacer perenne ese amor o ese momento a traves de lo escrito. El momento del deslumbramiento sigue ocurriendo mientras lo leemos. Ernesto Cardenal lo advierte en varios epigramas, como en éste:

Cuídate, Claudia, cuando estés conmigo,
porque el gesto más leve cualquier palabra, un suspiro
de Claudia, el menor descuido,
tal vez un día lo examinen eruditos,
y este baile de Claudia se recuerde por siglos.

Claudia, ya te lo aviso.

:-)
Un beso, Orfa.

Orfa -

Y a los 8 años todo lo que ocasionó la condenada escuincla. Imagínatela de 18, qué Britney Spears ni qué nada. O tal vez, la belleza y como resultado el amor, están en la mirada, están en quien adopta esa estética o a esa persona como lo ideal. Ahora me pregunto si en la idealización está el amor eterno, y solita me contesto que sí, porque en lo platónico no habrá ningún contacto y por lo tanto ningún roce. Las dudas y los desencantos vienen después, si es que se logra un contacto, entonces habrá que revalorar y redecidir amar o desertar. Y bueno, Gaby, ya sabes que aquí tienes a tu admiradora que te lee con avidez y mucho aprecio.
¡Besos!
Orfa

Gabriela -

Sí, Mikyma, imagen que trasciende la realidad para convertirse en mito literario y amatorio.
Querido emejota: por las mismas razones, un beso mañanero a mi bloguero favorito.

emejota -

Creo que fue San Ignacio el que dijo que la admiración provoca silencio. Eso es lo que está pasando después de leer lo que has escrito: no sé que decir sintiéndome lleno. Gracias.

Y un fuerte abrazo.

Mikyma -

Beatrice. Una mujer, un ideal, digna de la que enamorarse.