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Banda sonora y otros detalles de

Banda sonora y otros detalles de

YES es la historia del amor apasionado entre una mujer americana (Joan Allen) y un hombre del Oriente Medio (Simon Abkarian) en la que se confrontan los principales pilares de nuestras civilizaciones: los temas religiosos, políticos y sexuales.
Sam Neill encarna el papel del traicionado y traicionero marido de la protagonista que se dedica a la politica; Sheila Hancock es la querida tía que comparte la vida con la familia americana, mientras que Shirley Henderson encarna a la criada filósofa que es principal testigo de la suciedad y destrucción que los amantes van dejando tras de sí, desde Londres y Belfast hasta Beirut y La Habana.
Aunque la última película de Sally Potter,“Yes,” apenas se ha estrenado en el Reino Unido y Estados Unidos a finales de junio, he conseguido la banda sonora.
De todos es sabido que la música en los films de la multifacética artista inglesa es uno de los elementos más cuidados. Ésta no es la excepción. Potter incluye también temas suyos, como suele ser habitual, esta vez “Pink shoes” y “Run” en versión de Fred Firth.
Sobre la música de “Yes”, Potter ha escrito lo siguiente:
“Cuando escribo un guión de cine me encuentro escuchando una y otra vez alguna pieza de música. Algo en esa pieza me guía hacia donde estoy tratando de llegar o se hace eco de alguna cualidad que posee la materia que me ocupa a medida que va emergiendo. En el caso de “Yes” esta pieza fue “Paru River” (Río Paru) compuesta por Philip Glass y tocada por el grupo brasileño Uatki. Ya que este guión está escrito en verso, deben haber sido inspiradores los insistentes ritmos de “Paru River”, que resonaban tan fuertemente, o tal vez la razón reside en su nombre, porque el lenguaje del film está construido para fluir, como un torrente de conciencia cinematográfico.
No sabía qué cantidad de música iba a soportar este film una vez terminado, aparte de la “música” del verso. Me llevó algún tiempo encontrar el equilibrio necesario en la etapa de post-producción. Pero al final, las piezas elegidas (o más bien, encontradas, por el método del ensayo y el error: un proceso intuitivo) parecieron establecer un diálogo con la imagen: algunas veces entrando con energía en la escena, otras, en contra de ella. Aún así, el eclecticismo aparente de la elección, que va de Chopin a Satie –reinterpretado por Claude Chalhoub, o Café Tacaba con el Cuarteto Kronos (y el “Paru River” intercalado varias veces), tiene su propia lógica interna.
Algunas de las piezas reflejan los diferentes mundos habitados por los personajes (de los interiores ingleses a las calles de Beirut y de La Habana) o su sueños secretos (Sam Neill tocando un guitarra imaginaria ante B.B. King y Eric Clapton. Hay una mezcla, un mestizaje entre las claves de Oriente y Occidente que inciden en los temas clave de la película. Por ejemplo, el arreglo dinámico que Gonzalo Grau ha hecho de “El Carretero”(un son cubano) tocado con un “duduk”, un instrumento de madera de origen armenio que tiene una historia de más de mil quinientos años. Y en todos los temas hay una sensación de fluidez acuática, una especie de anhelo.
Osvaldo Golijov se interesó generosamente por la música elegida por mí una nevada Navidad, en Boston, y me sugirió la adición de la preciosa música de Gustavo Santolalla. Tom Waits y Kathleen Brennan me dieron amablemente su permiso para introducir un nuevo arreglo de su exquisita “Fawn” para la última escena del film. Para las piezas que iban a ser grabadas especialmente para la película colaboré (por cuarta vez) con el inimitable Fred Firth.
A todos los músicos y compositores que aperecen en esta banda sonora agradezco su musicalidad, su generosidad y su ayuda”.
(traducido por Gabriela Zayas de la solapa de “YES” Edgemusic/Deustche Grammophon) 2005

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