Blogia
arteyliteratura

Mi tío Enrique De Lille Aizpuru

Mi tío <a href=&quot;http://technorati.com/tag/Enrique De Lille Aizpuru&quot; rel=&quot;tag&quot;>Enrique De Lille Aizpuru</a> Probablemente, de todos mis tíos el más inteligente fue mi tío Enrique De Lille. Nació en Guanaceví, Durango, en 1900 y vivió, como mi madre y sus hermanos, la mayor parte del tiempo en Hidalgo del Parral, estado de Chihuahua.
Los avatares de la Revolución Mexicana, a la que mi abuelito, porfirista, se oponía, los llevaron a los Estados Unidos. Entonces no era infrecuente que las familias “bien” de estados limítrofes cruzaran con celeridad la frontera para ponerse a salvo de los excesos de los villistas. Mi abuelo, don Pedro De Lille Borja, era un positivista y un afrancesado, y no soportaba la inopia cultural e “incívica” de los que para él eran simples cuatreros y bandidos.
El caso es que mi tío cruzó la frontera en tren y se cuenta que por el camino se subieron los alzados y él se refugió debajo de las faldas de mi abuela, María Aizpuru Álvarez, mujer bíblica: fuerte, enérgica, y muy guapa.
Una vez allá, situados en Los Ángeles, mi abuelo hizo carrera en unos laboratorios de cierta importancia. Pero, muy patriota, quiso regresarse cuando la Revolución terminó y con ella los descalabros. Para mi abuelo, vivir lejos de su tierra no era vivir. Mi mamá me contaba que en Gringolandia vivían muy bien, y hasta un gran coche llegaron a tener. A pesar de ello, se tomó la decisión de la vuelta de la familia. Pero no todos estuvieron de acuerdo. Mi tío Enrique, que se había recibido de Licenciado en Química y Farmacología en 1921, hablaba perfectamente el español, el inglés, el francés y el alemán. Era guapo y elegante. Hubiera tenido un futuro dorado en México, pero no quiso volver. Se había enamorado de una joven irlandesa, Elsie O’Day. Y no soportaba la idea de apartarse de ella. A mis abuelos, Elsie no les gustaba: había estado casada y ya tenía hijos, era unos diez años mayor que Enrique. Pero a mi tío eso no le importó (al principio). Se casaron en Los Ángeles en 1924. Así que se quedó en los USA. Y de ahí viene la rama gringa de los De Lille-Aizpuru, que no han perpetuado el apellido porque mi tío y Elsie tuvieron dos niñas: Marjorie Antoinette y Marie Constance. Se nacionalizó gringo en 1938, me imagino que por razones burocráticas.
Parece que al principio fueron felices o es de desear que lo fueran, pero a raíz de la quiebra del 29, la farmacia de mi tío quebró y vivió muchas dificultades. Perdió el rumbo. Tal vez el alejamiento de los suyos, los hijos del anterior marido, los celos…todo eso junto lo llevó a depresiones constantes. En mi familia, las depresiones y las euforias son muy comunes. Pertenecemos a una familia de neuróticos. En México, esas neurosis se sobrellevan con santa paciencia, mientras que en USA se interna a los individuos ¿Tal vez hubo uno o varios intentos de suicidio? No lo descarto. Y así fue como tío Enrique se pasó años entrando y saliendo de los psiquiátricos, aquejado de esa depresión profunda. Puedo imaginarlo perfectamente, porque viví las de mi tio Mario, que pasaba de cantar “Adiós muchachos” con sombrero y bastón, bailaba y era un hombre lleno de vida, a encerrarse a llorar a su habitación, ciego de furia, de ira y de celos si alguien osaba tocar con la mirada, aunque fuese casual, a mi tía Leonor. Aún enfermo, mi tío Erique era muy trabajador (como todos en mi familia), y estuvo muchísimos años de farmacéutico en la cadena de farmacias “Thrifty Drugstores”.
Sospecho que aquellos psiquiátricos, más que curar a mi tío Enrique, le hundieron aún más. Era la época en que usaban los electroshocks para tratar las depresiones: era la época “nazi” de la medicina mental. Al parecer, después de muchos, muchos años, se inventó el trankimazin o el diazepam y él se “curó”. Así de triste es a veces la vida. Pobres de las gentes que nacen unos añitos antes que las pildoritas o los tratamientos que pueden arreglarles la vida.
Por ello, sus hijas tuvieron escaso contacto con él durante esas epocas aciagas, igual que su esposa. Pero al menos pudo vivir con ellas sus últimos años en paz.
Mi mamá y mis tios fueron varias veces a buscarlos a los USA, pero él nunca volvió. En cambio, alojó en su casa a mi tío Mario, cuando éste tenía unos 14 ó 15 años, de lo cual existe una historia que no puedo contar aquí, pero que marcó la vida de mi tío Mario.
Aunque nunca lo conocí, mi mamá y mis tios lo tenían muy presente, y así quedó, presente en mi memoria, este hombre amable, inteligente y desdichado que fue Enrique De Lille Aizpuru.

1 comentario

aurora eva quiñones ponce -

Solo quiero expresar mi orgullo y contento por por enterarme que existió (y existe)gente tan interesante como el Sr. De Lille, puès a mucho orgullo puedo decir que soy paisana originaria de Guanaceví. Y me siento muy orgullosa de mi lugar de origen pues, es hermoso nooo?. ATTE.

AURORA EVA QUIÑONES PONCE.