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Notas sobre la adaptación de

Notas sobre la adaptación de

Por Sally Potter (Trad. de Gabriela Zayas)

Mi objetivo al adaptar el libro de Virginia Woolf para la pantalla fue encontrar un camino verdadero hacia el espíritu del libro y hacia las intenciones de Virginia. Al mismo tiempo, intenté que la modificación del material no fuese brusca o innecesaria al transformarlo en material cinematográfico.
Habría sido contraproducente establecer una relación de servilismo literal respecto al libro, pues ella fue una escritora comprometida con la escritura y la forma novelística. La película, de la misma manera, debía comprometerse con la energía de lo cinematográfico. Y aun cuando el libro era una destilación de 400 años de historia inglesa (por cierto, una visión libre de esa historia, tocada con un cierto grado de licencia poética), la película necesitaba llegar aún más allá.
Los cambios más urgentes fueron de estructura. El argumento se simplificó: todos los hechos que no estaban directamente relacionados con el tema central fueron desestimados.
También se tuvo que reconducir la narración. Mientras que la novela podía soportar perfectamente la abstracción o la arbitrariedad (como el cambio de sexo de Orlando), el cine es más pragmático. Tenía que haber razones – aunque fuesen sutiles- para propulsarnos en ese viaje vital que se basa en una especie de suspensión en la incredulidad.
Así es como, en la película, la reina Elizabeth parece prefigurar la larga vida de Orlando("No desfallezcas, no te marchites, no envejezcas..."), mientras que en el libro esta perenne juventud permanece inexplicada.
Asimismo, el cambio de sexo de Orlando en la película es el resultado de haber llegado a una crisis: la crisis de la identidad masculina. En el campo de batalla él mira la muerte y la destrucción a la cara y afronta el reto de
matar o morir. Es la imposibilidad de Orlando para conformarse a lo que se espera de él como hombre lo que lo lleva (dentro de la lógica de la película), a este cambio de sexo. Después, por supuesto, como mujer, encuentra que no puede adaptarse a aquello que se espera de ella como fémina tampoco, y hace una serie de elecciones que la llevan, a diferencia del libro, a encontrarse sin un marido, sin su maravillosa casa, y con una hija – y no con un hijo, como en el libro-.
Estos cambios me parecieron consistentes del todo con el punto de vista que Virginia Woolf desarrolló en otras obras suyas en relación con la condición femenina (especialmente en "Una habitación propia") y también con la lógica interna del marco inicial de la primera parte de la historia.
Orlando es principalmente una historia de pérdida: la pérdida del tiempo a medida que transcurre; y una meditación sobre la fugacidad del amor, del poder y de la política. Yo simplemente llevé esa lógica hasta incluir la pérdida de la casa familiar y del estatus de la protagonista en el siglo XX.
En la novela, la pérdida de la propiedad es un indicativo de que las mujeres son ciudadanos de segunda clase, pero hay también un aspecto que merece una celebración: la pérdida de los privilegios y del estatus que se basa en un
anacrónico sentido de clase en Inglaterra.
Orlando por supuesto, fue escrita como una biografía espúrea de Vita Sackville-West. Cuando el libro se atiene más a los hechos reales, es cuando pierde fuerza como historia y como literatura – como cuando Orlando “se ocupa” de la casa al final del libro— que fue una recurso de Virginia para restaurar el mundo perdido a Vita Sackville-West.
Yo traté de transformar el "Orlando" en una obra más sólidamente unida a una visión profundamente irónica de la clase alta inglesa y de su actitud colonialista.
Al mismo tiempo, necesitaba que Orlando fuese un personaje adorable. La clave estaba en mostrar su inmarchitable inocencia. Sucede que él nace en el seno de una clase social, un lugar y un tiempo y es modelado por ellos, pero, aunque su ser esencial permanece, sus patrones de conducta y su actitud varían y se transforman.
Otros cambios evidentes ente libro y película fueron la inclusion de diálogos (y poemas) que han sido inventados a partir de sutiles claves encontradas en el texto... y las palabras de Orlando y sus miradas a cámara
se incluyeron como un guiño a la propia autora, que gusta de dirigirse directamente a sus lectores y para convertir el ingenio de Virginia Wolf en humor cinematográfico, capaz de provocar una sonrisa en los espectadores.
Finalmente, al concluir la obra en un tiempo presente, contemporáneo nuestro, respondía al mismo deseo de la autora de llevar el fin de su obra hasta el tiempo de su escritura. Llevar ese final hasta nuestros días requería incluir algunos hechos esenciales del siglo XX, como las dos guerras mundiales, la revolución electrónica y la contracción del espacio reinventado por la velocidad. Pero la película acaba en algún sitio intermedio entre el cielo y la tierra, en un lugar de comunión y de éxtasis con el momento presente.

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